“Dado que los hábitos alimentarios se establecen en la infancia, la importancia de promover la comida de la familia debe ser más prominente en las campañas de salud pública”, afirma Meaghan Cristiano, que dirigió la investigación como parte de su tesis doctoral.

Los expertos establecen que el consumo de frutas y verduras, por parte de los padres, genera un buen ejemplo cuando los niños observan estas acciones. Se recomienda que estos alimentos sean divididos en porciones para que la ingesta no sea perturbadora.

El estudio reveló que los niños que siempre comían en unidad familiar en una mesa consumían 125 gramos (equivalente a 1.5 porciones) de frutas y verduras, más que los niños que nunca comían con sus familias. Incluso aquellos que comían juntos una o dos veces a la semana consumían 95 gramos (1.2 porciones) más que aquellos que no comían con sus progenitores.

“La vida moderna a menudo impide que toda la familia se siente alrededor de la mesa, pero incluso comer solo el domingo todos juntos en la mesa puede ayudar a mejorar la alimentación de las familias”, afirma Cristiano.

La Organización Mundial de la Salud, establece que se debe consumir al menos cinco piezas diarias de frutas y verduras al día.