CATALEJO

Ilógica “lógica” de los bloqueos “codequeros”

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Al Comité de Desarrollo Campesino (Codeca) lo inspiran y dirigen personas de una lógica de acción contraproducentes. Es equivocado, casi risible, buscar apoyo cuando se provocan daños económicos y molestias al resto de la población, incluyendo por tanto a los propios campesinos, indígenas o de ascendencia ladina, de la provincia o las áreas urbanas. Una de sus peores estrategias es el bloqueo de carreteras, porque no implican poder de convocatoria masiva. Se puede paralizar el país con solo colocar un máximo de veinte personas y crear así una falsa imagen en el país y el resto del continente y en especial de Europa, zona de donde provienen los fondos necesarios, ya sean estatales o privados, a través de oenegés ideológicamente comprometidas.

' La actual situación no permite planificar nada cuyo efecto sea una nueva división del país.

Mario Antonio Sandoval

Sin entrar a analizar los motivos de Codeca y del Movimiento para la Libertad de los Pueblos, y el tipo de estrategia necesario para eventualmente poder competir en segunda vuelta por la presidencia, esos bloqueos derrumban el apoyo –escaso o no— de más guatemaltecos y afectan la percepción de esos ciudadanos por acciones gubernativas como la protección policial y militar en El Estor, donde la tala de los bosques para sacar níquel y tierras raras es notoria a simple vista. Cada vez la ideología juega un papel menos importante porque el verdadero enemigo está en el monstruo de mil cabezas llamado corrupción, solo apoyada con silencio o con acciones por personas beneficiadas directamente con los efectos de esos crímenes de lesa patria.

El segundo aspecto donde falla irremisiblemente este movimiento es la falta de una estructura de mando conocida y por ello responsable cuando ocurran desmanes. Los movimientos sociales cuando son espontáneos, y por ello carecen de dirigencia, tienden a desaparecer muy pronto, como ocurrió hace seis años con las marchas en la plaza, pronto absorbidas e infiltradas por grupos políticos y por el gobierno, aunque fueron exitosas al provocar la renuncia de Pérez Molina. A estas alturas se nota: poco cambió, pero realmente no cambió nada para mejorar porque llegaron los nefastos Jimmy Morales y Alejandro Giammattei. En algunos temas, la posición de Codeca es comprensible y se puede discutirlos, pero en los demás se evidencian muchos desconocimientos.

Como todo grupo político, sobre todo de Guatemala, Codeca tiene bases y dirigentes, los cuales a su vez se dividen en sinceros y en malintencionados o aprovechados. Los primeros, al escucharlos hablar, demuestran buenas intenciones, pero ignorancia de política, economía, situación internacional y sobre todo historia guatemalteca y extranjera. No es su culpa. Han vivido el día a día, literalmente, pero como el sentido común sigue existiendo, pueden desencantarse con la realidad de quiénes son y cómo actúan y piensan los dirigentes. Es necesario entonces permitirles conocer otros puntos de vista distintos, a fin de permitirles hacer comparaciones y cambiar o adaptar sus ideas o afianzarlas con las de quienes dicen representarlos.

A mi juicio, la dirigencia de Codeca sí tiene un claro y definido programa para afianzar las diferencias sociales, étnicas y económicas. La izquierda aglutinada en el partido Semilla está obligada a señalar acciones ilegales o irreflexivas tontas de quienes se autodenominan representantes de los grupos indígenas, porque los hacen perder la batalla dentro de la opinión pública, cada vez más informada gracias a las redes sociales. Estas decisiones de enfrentamientos con las autoridades solamente tienen lógica, aunque es perversa, de provocar víctimas. Si ese es el caso, deben decirlo con toda claridad, para escoger como seguidores solo a quienes comparten la poca experiencia y capacidad de entender las nefastas e inimaginables consecuencias de más divisiones en Guatemala.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.