Catalejo
2025, un año pleno de situaciones inesperadas
Los sorprendentes y preocupantes cambios del 2025 obligan a analizar nuevas formas de gobierno.
Este agonizante año 2025 se caracterizó por una larga serie de acontecimientos inesperados, algunos no por suceder sino por los efectos directos o indirectos, y por el renacimiento del interés de las profecías del francés Nostradamus, hace casi cinco siglos, y de la búlgara Baba Vanga, una profetisa ciega (1911-1996), además de las predicciones de los mayas y de otras culturas. Muchas de las predicciones sorprendentes porque ya hay hechos coincidentes. Dos ejemplos son muy claros: la segunda presidencia de Donald Trump y el papado de León XIV, ambos nacidos en Estados Unidos y con certeza los dos personajes más importantes del mundo, uno porque ese país —aunque sin duda debilitado— sigue siendo una potencia, y el otro por encabezar la agrupación más grande de los cristianos en todo el mundo, 1,500 millones.
Fue una sorpresa la llegada al papado de Robert Francis Prevost porque se pensaba en un regreso a la tradición del papado de un italiano. Pero además, porque es un hombre muy firme y severo, pero al mismo tiempo afable y con experiencia de vida en América Latina, de tanta importancia para el catolicismo. Por aparte, Trump tiene características de personalidad diametralmente opuestas a los valores cristianos
de ayudar al prójimo y a la hermandad humana. Además de esto, el cambio en su posición respecto a Ucrania, devastada por la invasión de Putin, quien predijo una corta confrontación, equivocándose totalmente porque en febrero cumplirá cuatro años, los mismos de la Segunda Guerra Mundial. Las declaraciones del Papa han sido durísimas, pero basadas en textos bíblicos y en realidades actuales.
Es momento de pensar distinto, al estar en proceso un cambio de época, muy pronto calificado por los historiadores sociales, económicos, culturales.
En América Latina, este 2025 significó el aumento de tensiones entre los países a causa de cambios de la voluntad de los votantes. La izquierda ha perdido terreno y la derecha ha avanzado, pero por ello hay ahora una profundización de los conflictos llevados a extremos. En Europa, el programa de abrir las puertas a inmigrantes musulmanes, sin ponerles límites, sobre todo en cuanto al significado real de la separación entre Estado y religión, sumado a la reducción de la natalidad a causa de los europeos integrantes de los grupos LGTB, mientras los musulmanes se reproducen más, obliga a pensar en un califato por todo el continente y a ver a Francia, sobre todo, convertido en un país con mayoría musulmana. Es común ver en esta Europa iglesias abandonadas, o convertidas en restaurantes, fábricas y estacionamientos.
Políticamente, parecen estar contados los días de la democracia en los países occidentales, y no hay forma de que jefes de Estado caídos en el totalitarismo, su gobierno se base en su voluntad personal vía triunfos electorales. Se ha llegado a una crueldad totalmente contraria a los valores sociales y humanos, y también puede verse, sin temor a exageración, un retroceso hacia la lamentablemente y tradicional situación latinoamericana, donde los parlamentos ya están a punto de quedar convertidos en adornos y la separación de clases sociales es amplia y profunda. Los avances tecnológicos han convertido a una mínima cantidad de seres humanos en super-archi-mega-millonarios, mientras los desposeídos y las clases medias reducen su capacidad de lograr y mantener una vida digna. Esto ocurre casi en todas partes.
En países como Guatemala ocurre algo parecido pero con niveles menores, y como siempre, su existencia depende en mucho de lo ocurrido en el norte y en el otro lado del Atlántico. Hay, por supuesto, avances y algunos números técnicamente positivos, pero por lo general son macroeconómicos, fuera de la economía de los sectores medianos, o pequeños. Lo mencionado no nació este año, pero se ha multiplicado una tecnología nefasta convertida en guadaña para decapitar los empleos a todos los niveles. Es momento de pensar distinto, al estar en proceso un cambio de época, muy pronto calificado por los historiadores sociales, económicos, culturales. No es pesimismo, sino realismo evidente para entender el problema y así llegar a la mitad de su solución. Dicho esto, saludo a mis lectores y les deseo suerte en este año, nacido a la medianoche.