Estamos dolidos

¿Qué va a suceder con los hermanos guatemaltecos que aún viven en riesgo?

Por los eventos políticos y sociales que desestabilizaron nuestro país en los pasados meses, yo encabezaba mi columna con este título: ¡Cómo Duele Guatemala! Quedamos, después, de estos sucesos, como aletargados…

Luego, ahora, estamos compartiendo otro dolor: Vuelve a oprimir nuestro corazón acontecimientos que han causado una tragedia, que no la provocó solo la naturaleza per se, sino también el hombre, nosotros mismos.

No nos unimos responsablemente como pueblo, para apoyarnos y levantar nuestra voz y gritar nuestra realidad miserable, injusta e irresponsable, cuando nuestra gente, nuestros hermanos están en riesgo de muerte. Por  esos guatemaltecos más vulnerables que corren tanto peligro, ante la apatía de las autoridades que son advertidas una y otra vez por entidades responsables como Conred.

Tal como ocurrió la semana pasada, cuando los guatemaltecos despertamos con la impactante noticia de una tragedia anunciada: La aldea Cambray 2 del municipio de Santa Catarina Pinula se derrumba, dejando hasta ahora más de 180 fallecidos y 300 desaparecidos.

Así, perplejos y perdidos quedamos los guatemaltecos. El cerro de Cambray 2 se convierte en cementerio. 

Como siempre, formando fila en el lugar de la tragedia, el Ejército, la Policía, los bomberos, la iniciativa privada, grandes y pequeñas empresas, cumplen con su deber humano y social, siempre al servicio de los guatemaltecos cuando se les necesita.

Hay que agregar también a los rescatistas particulares, médicos voluntarios, psicólogos, ingenieros y a la ayuda de hormiga que aún está llegando a los centros de acopio. Para todos ellos gratitud y reconocimiento.

Continúa la ayuda de las organizaciones de servicio privado como Techo, que construye viviendas de emergencia para los sobrevivientes que se alojan en los albergues instalados en los salones municipales. Restaurantes, como McDonald’s, e iglesias aún siguen ayudando, porque las necesidades de las víctimas no se detienen. 

Los guatemaltecos que por alguna razón no han dado su aporte para esta noble causa, aún tienen la oportunidad de hacerlo con lo que sus recursos y buena voluntad se los permita. Pero no dejen pasar esta oportunidad de ayudar y háganlo en el nombre de Dios y de la solidaridad humana que  hay dentro de nosotros.

Sí, en efecto, todos quisiéramos que el estado contara con suficientes recursos y tuviera la mejor organización ante estos desastres, pero esto no ha sido preocupación de los gobiernos. Siempre el pueblo es la víctima y todo sigue igual y las tragedias vuelven a repetirse sin que nada pase.

rina.montalvo@gmail.com

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