En el 2011, Francia, tierra a la que tradicionalmente se han dirigido los perseguidos del mundo entero, recibió 57 mil 337 solicitudes, según la Office Français de Protection des Réfugiés et Apatrides (Ofpra, centro encargado de tramitar las peticiones de asilo), un 8.7 por ciento más que en el 2010 y hasta un 60 por ciento más que en el 2007. Su pasado colonial, en buena parte responsable de una relación estrecha, aunque un tanto ambigua con África y Asia, la ha llevado a combinar cierta tolerancia implícita a algunos regímenes dictatoriales presentes en ambos continentes con la acogida de quienes escapan de ellos.
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