Usan como base la tortilla, pero como ocurre con casi todas las frituras, su espíritu es ladino. Se trata de una receta producto del mestizaje culinario. En el oriente del país son preparaciones autóctonas que se ponen a la venta en el cálido ocaso, apunta el investigador Luis Villar Anleu en su libro La cocina popular guatemalteca.
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