Revista D

Caza de tiburones

Cada año se mutila a casi cien millones de escualos para obtener sus aletas.

Estamos acostumbrados a pensar en el tiburón como un depredador del ser humano. Sin embargo, la alta demanda asiática por las aletas de este escualo, así como su caza extrema —sea para proteger las aguas, o para tener más peces para comercializar—, lo ha vulnerabilizado hasta el punto de que cada año se diezma su población.

Es la práctica del aleteo —cercenar las aletas— para complacer al mercado asiático que las emplea para preparar sopa, lo que en los últimos años preocupa a la comunidad científica.

A finales de mayo en Manta, el principal puerto pesquero de Ecuador, se decomisaron 200 mil aletas y se capturaron a tres presuntos traficantes. Este hecho ha sido calificado como uno de los crímenes ambientales más graves sucedidos en dicho país en los últimos años.

De acuerdo con un informe publicado por Marine Policy, resulta difícil determinar cuántos tiburones se pescan cada año, porque muchos se devuelven al mar luego de arrancarles la aleta. Este muere al perder su capacidad natatoria.

Aún así, los científicos estiman la explotación de tiburones entre 63 millones y 273 millones, de acuerdo con Marine Policy.

Se calcula que cerca de cien millones se venden en el mercado asiático, según la organización ambientalista WildAid.

Prohibido

La práctica del aleteo está prohibida por las leyes ecuatorianas, así como en casi todas partes del mundo.

Esta caza desmesurada, que se estima paga entre US$10 a US$60 por aleta, a puesto en peligro de extinción a varias especies. En la reciente inspección en Ecuador se encontraron piezas de unos 17 escualos de la variedad amarillo, publicó el diario local El Universo.

Según la WildAid, algunas poblaciones de tiburones se han reducido hasta un 98 por ciento en los últimos 15 años y un tercio de varias especies están amenazadas.

Pero los planes internacionales para detener esta práctica así como la conservación de varias especies han sido infructuosos, de acuerdo a la organización Shark Coalition, una ONG integrada por miembros de Centro, Sur América y Estados Unidos.

La Convención para el Comercio Internacional para Especies de Flora y Fauna Protegidas (CITES) ha identificado ocho especies de tiburones incluidas en el Apéndice II —comercio restringido—. Estas son el tiburón ballena, peregrino, espinoso, cailón, blanco, marrajo de aleta larga, el marrajo de aleta corta y la manta raya gigante.

Tradición onerosa

Detener esta práctica es difícil dado el aprecio y tradición por este plato entre los asiáticos, pues se le considera un símbolo de estatus social, además de adjudicarle propiedades afrodisíacas.

Un par de aletas de tiburón puede venderse hasta por US$700 el kilo en Asia, según WildAid.

En Hong Kong, una sopa con este ingrediente cuesta entre US$150 a US$200, según el diario peruano El Comercio. Su consumo también se extiende a Malasia, Singapur y Taiwán.

La presión de los grupos ecologistas o la crisis económica mundial, obligó a que en el 2012 el Partido Comunista chino anunciara que las aletas, las sopas de nidos de golondrina y otras platos a base de animales salvajes, estarían prohibidos en las cenas oficiales “para dar ejemplo en materia de protección de las especies en peligro”, cita el diario peruano El Comercio.

WildAid reportó que entre sus logros está que el gobierno de Hong Kong omitiera este plato en el 2013 en los banquetes de gobierno, así como el de Malasia en el 2014.

A pesar de los compromisos, la incautación de más de 200 mil aletas de tiburón hace varias semanas demostró que está lejos de detenerse esta tradición asiática.

Depredadores
  • Los tiburones  existen desde hace 400 millones de años. Son los máximos depredadores marinos y existen 368 especies vivas distribuidas en ocho órdenes. 
  • Investigaciones en  el Atlántico Occidental demostraron que la captura de tiburones crea un desbalance en los ecosistemas marinos, como la sobrepoblación de rayas, según Shark Coalition.  
  • Se caracterizan  por un crecimiento lento, madurez tardía, gestación larga y bajos índices de reproducción. 
  • En las  culturas orientales se tiene la creencia de que el poder y supervivencia de este depredador marino se traslada a la mesa, lo cual infieren, tiene  propiedades afrodisíacas en el comensal, según el libro Cocina afrodisíaca de Eduardo Carletti.

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