Compañeros de Valiente indicaron que a eso de las 22 horas del jueves hubo un apagón, por lo que fue necesario utilizar una planta eléctrica para evitar que medicamentos que necesitaban refrigeración se arruinaran.
El negocio fue cerrado con llave con las dos personas y la planta adentro. Al estar funcionando, esta emitió gases tóxicos que fueron inhalados por las dos víctimas.
Irma Rivas, tía de Valiente, señaló que ayer, a las 5.30 horas, él la llamó por teléfono y le dijo que no habían apagado la planta eléctrica porque la energía no había sido restablecida, pero que debido al encierro sentían asfixiarse.
Rivas llegó al negocio una hora después. Cuando entró, su sobrino y Revolorio ya habían muerto.