Tomás refiere que el primer paso para construir una marimba es la compra de los materiales, como madera para la mesa. Los cajones, de acuerdo con la petición del cliente, pueden ser de ciprés, cedro, caoba o pino, y para las teclas se usa hormigo, y si no se encuentra este tipo de madera, se emplea de granadillo.
“El costo de la madera de hormigo es realmente elevado en Guatemala, de Q380 y Q490 el metro cuadrado, mientras que en México se adquiere el metro cuadrado a 160 pesos mexicanos —unos Q100—, por lo que constantemente viajo a ese país”, cuenta el artista.
Tomás asegura que el trabajo fuerte comienza con el cepillado de la madera y los cortes para fabricar la mesa y los cajones, proceso que puede llevar una semana, porque incluye la ecualización del sonido.
El artesano reconoce que lo más delicado en un proyecto de este tipo lo constituye la entonación de los cajones y las teclas, pues en este paso se define la calidad de melodías que las teclas emitirán al ser golpeadas con las baquetas.
“Tener fino el oído y habilidad para encontrar el punto exacto que permita obtener una melodía armoniosa es un proceso delicado para mí, y aquí es donde se define si funciona o no el instrumento”, explica.
Tomás recuerda que fue marcado por el conflicto armado interno en el país durante más de 30 años, puesto que se vio obligado a migrar a otras regiones como Petén, donde al principio integró un grupo marimbístico llamado Voz Huehueteca, y con el paso del tiempo aprendió a fabricar el instrumento autóctono.
Con nostalgia comenta que su primer pago por haber fabricado una marimba fue de Q0.15, lo que ha cambiado con el paso del tiempo, pues en la actualidad fabrica anualmente unos 160 instrumentos y unos 200 manojos de baquetas de hule, lo que le representa una inversión promedio de Q190 mil, y obtiene lo necesario de ganancia para llevar el sustento a su familia.
Sobeida Montt Gómez, esposa del artista, cuenta que él les ha enseñado a que todo el recurso debe aprovecharse, y por ello, con sus hijos pequeños han aprendido a fabricar baquetas, teclas, cera y cajones. Además, venden pita, clavijas y hule, entre otros insumos, para apoyar en la economía familiar.
Uno de los hijos del artesano, José Mariano Tomás, relata que su padre no solo es un artista, sino un fanático de lo que hace, pues llega a trabajar hasta 14 horas continuas, sin importar días de asueto. “Al iniciar un proyecto pasa días concentrado en este, hasta que por fin ve el punto final de este”, comenta.
Agrega que este oficio ha pasado a ser parte de la familia, ya que desde sus hermanos pequeños hasta el mayor se involucran en la fabricación de las baquetas o preparan la madera con la cual se forman los cajones. “Pero donde ninguno más que mi padre se mete es en la afinación, porque ese proceso requiere de experiencia”, recalca.
El taller se encuentra en la aldea Vista Hermosa, Chiantla, a 15 minutos de la ciudad de Huehuetenango. Teléfono 53708620.