Doña María debe recorrer kilómetros para pedir ayuda y sobrevivir

Las heridas de sus pies son producto de los kilómetros que ha recorrido María Juana López, de 88 años, para obtener dinero y sobrevivir junto con su hija Miriam Santa López, 50, quien tiene dificultad para hablar. 

María López junto a su hija piden ayuda en el Parque Central de Xela. (Foto Prensa Libre: Carlos Ventura)
María López junto a su hija piden ayuda en el Parque Central de Xela. (Foto Prensa Libre: Carlos Ventura)

El parque central fue escenario para platicar con ella. Su edad le está pasando la factura y la pobreza en la que vive hace que no le alcance el dinero que obtiene para pagar pasaje, desde Llano del Pinal, en el área rural de Quetzaltenango, para el centro de la ciudad.


“Regáleme una moneda para comer”, dice doña María a un señor recostado en el frontispicio de la municipalidad quetzalteca.

Tanto María Juana como su hija caminan descalzas. Sus trajes típicos lucen descoloridos, pero no se niegan a platicar.

“Siempre vengo al centro a buscar ayuda, para comprar comida. Necesito azúcar, fideos y maíz, porque ya se me terminaron”, comenta.

“Antes tenía más ayuda, pero ahora ya no, quizás porque la gente no mucho me entiende cuando habló, pero es porque me cuesta, ya que no tengo dientes”, añade en la conversación, mientras las personas pasan a su lado y la voltean ver.


Su hija, carga un canasto de plástico, esperanzada en que se llene de comida con los aportes de los buenos vecinos y entre complicaciones para hablar, dice que su mamá ya no aguanta a caminar como lo hacían juntas hasta hace dos años, cuando el vidrío de una botella le causó una cortada en el pie derecho.

María Juana López relató que tiene un hijo que trabaja y le ayuda con los gastos de la casa, pero no es lo suficiente.

“Los tres vivimos en la casa, lo que mi hijo me da no me alcanza y por eso salí otra vez a pedir ayuda. Ya estoy grande, nadie me da trabajo, no tengo donde cosechar. Vine al parque, pero ahora los pies me duelen para caminar”, dice, doña María, quien vive a un costado de la cuchilla, en Llanos del Pinal.

Flor Gómez, delegada de la Procuraduría de los Derechos Humanos, lamentó que el Estado tenga en el abandono a las personas necesitadas y más aún de la tercera edad.

Criticó que los programas sociales del Estado se politicen, ya que no ayudan a los más necesitados y se han convertido en programas injustos, porque se prioriza a personas que no tiene necesidad.

“El Estado ha olvidado a las personas de una forma integral. Es cierto hay una ley de protección a las personas de la tercera edad, pero lamentablemente no hay políticas de los empleados del Estado, no solo para cumplir con la ley si no atender las necesidades”, refirió.

Agregó que es importante atender a los necesitados y no violentarles sus derechos, también es importante que el Estado sea justo, igualitario y que su meta sea el bien común.