Guatemala

San Marcos es azotado otra vez por sismo

Casas semidestruidas o agrietadas, escombros apilados y calles cerradas. Así luce el pueblo de San Pedro Sacatepéquez, San Marcos (oeste, fronterizo con México), azotado este lunes por un sismo con epicentro en el sur de México -fronterizo- y que deja tres muertos en ambos países.

(Foto Prensa Libre: Enrique Fuentes)

(Foto Prensa Libre: Enrique Fuentes)

SAN PEDRO SACATEPEQUEZ-  El rugido de los camiones que vienen y van se mezcla con el rasguño de las palas que levantan los pedazos de concreto y adobe que yacen en las angostas calles de este poblado que volvió a sentir pánico por un potente movimiento telúrico, de 6.4 grados.

Ese mismo temor que sufrieron el 7 de noviembre de 2012 cuando un violento sismo de 7.2 grados de magnitud de momento sacudió la región occidental de Guatemala y dejó 44 muertos.

Un calor intenso, inusual en el altiplano guatemalteco, acompaña la remoción de escombros y evaluación de daños por parte de las autoridades de protección civil, entre estos las fisuras en las dos torres de la catedral católica de esta localidad, ubicada a 250 km de la capital.

“Fue muy fuerte el temblor pero siempre esperamos la voluntad de Dios” , expresó Santa Felipa, de 61 años, luego de rezar en una capilla improvisada en un costado de la iglesia, donde seis feligreses piden intervención divina para que la tierra no vuelva a temblar.  

“Recordamos el fatídico 7 de noviembre (2012) y ahora sufrimos un fatídico 7 de julio”, agrega de su lado Francisco Fuentes, de 33 años, frente al altar con una imagen en madera de un cordero, que representa a Jesús, adornado con flores multicolores y velas blancas.

El sismo se produjo a las 5.24 horas a unos 47 km al sur de la ciudad de Tapachula (Chiapas), limítrofe con Guatemala, y una profundidad de 92 km, según el Servicio Sismológico Nacional  (SSN) de México.

Sueños rotos por el sismo

El temblor deja en Guatemala una víctima mortal, un recién nacido en el vecino municipio de San Marcos, 81 heridos y unos 20 mil afectados. Las autoridades verifican si a causa del sismo falleció una mujer de 75 años de un paro cardíaco en el departamento de Quetzaltenango, en tanto que en México se reportan dos fallecidos.

En el sur del centro urbano del pueblo, en el cantón Hierba Buena, ataviado con una camiseta verde y un suéter negro atado en la cintura, Manuel Méndez, de 35 años, observa cómo la fuerza de la naturaleza derribó una ostentosa vivienda de tres niveles que construía para dejar en herencia a su familia.

Con resignación, Méndez explicó que recién regresó a Guatemala luego de trabajar durante 10 años como inmigrante en Estados Unidos y sus ahorros, US$1 millón, los invirtió en la construcción de la casa.

“Yo quería dejar esto para mi familia, para mis hijos. Me baja mucho la moral pero tengo que ser fuerte”, agregó.

Entre el miedo, la vida continúa

A pesar del temor entre los pobladores, la mayoría de comerciantes abrieron sus puertas y cientos de vendedores ocuparon las plazas externas del mercado local.

Frutas, verduras, abarrotes, carnes y hasta copias piratas de películas se ofrecían a los pobladores que se acercaban a comprar a los callejones de los alrededores de la plaza central del municipio.

“¡Lleve sus perlas de hígado de tiburón!” , pregonaba Gilmar Aguilar (50), un vendedor ambulante con varios sobres de plástico en las manos que contenían 14 cápsulas de líquido dorado “para atacar la tos”  por un precio equivalente a Q10.

“Aunque tengo miedo vengo a vender por necesidad. Si no se trabaja no se come, pero confiamos en Dios que los temblores se calmen”, añadió Aguilar, al detallar que logró refugiarse bajo una cama al momento del sismo.

Al menos un centenar de viviendas resultaron dañadas, las clases fueron suspendidas, el servicio de energía eléctrica es irregular y la alerta anaranjada de peligro prevalece en el oeste indígena guatemalteco, que busca levantarse del segundo golpe sísmico en menos de año y medio.

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