La meta de esa entidad es capacitarlos en oficios que tienen demanda en la región para que puedan integrarse a la vida laboral y comunitaria.
Cultivan hortalizas como tomate, rábano, calabaza, cebolla y zanahoria. Las cosechas las utilizan para el autoconsumo, y el excedente lo comercializan en comunidades aledañas, lo que permite reunir recursos para el programa de capacitación.
“En el segmento de jardinería, lo que los jóvenes aprenden lo ponen en práctica, ya que en 15 viviendas presta el servicio de siembra y poda de grama”, expuso Francisco Quevedo, coordinador del lugar.
Los beneficiados aprenden a generar abono orgánico, mediante el uso de la lombriz coqueta roja. “En la actualidad se cuenta con seis piletas que proveen abono para los cultivos de hortalizas, pero se busca incrementar el producto para venderlo a caficultores”, relató.
Quevedo contó que para muchas personas discapacitadas, su destino es depender de sus familias o dedicarse a la mendicidad, pero ahora ellos buscan su desarrollo para insertarse en el ámbito laboral y ganarse un sitio en la sociedad.
Jesús Arsenio Castillo, de 19 años, uno de beneficiados, expuso: “Me gusta venir porque aprendo a leer y escribir. También me enseñan cómo trabajar y hacer varios oficios”.
Pero no todo es trabajo, los participantes también se distraen en la Obra. Julio Roberto Barrera, 24, comentó: “Me gusta trabajar, sembrar rábanos y tomate, y me gusta venir a jugar con mis amigos”.
Inserción laboral
Quevedo contó que varios de los participantes han conseguido trabajo en empresas agrícolas, pero el caso de José Guadalupe Osorio, 28, los llena de orgullo, ya que consiguió una plaza como conserje en una agencia de Banrural.
Sobre su trabajo, Osorio explicó: “Trabajo en un banco y quiero ayudar a los demás, enseñarle a la sociedad que juntos podemos trabajar y que no hay barreras para nadie”. Al recibir su primer sueldo, Osorio donó Q600 a la Obra para ayudar a otras personas.
El sacerdote Alfonso Martínez, director del lugar, indicó que la congregación Siervos de la Caridad, a la que pertenecen, conoce la realidad social de la región y trabaja en sus necesidades más urgentes. Por ello, dirigió la atención hacia las personas con capacidades diferentes de Santa Rosa, ya que sufren marginación social, cultural, laboral y económica.
Agregó que la Obra está destinada a devolver a estas personas la dignidad que les corresponde mediante la capacitación en áreas educativas, ocupacionales, prelaborales y de inserción socio-laboral.
Los beneficiados, en la actualidad, son de municipios cercanos como Casillas, Nueva Santa Rosa, Santa Rosa de Lima y Barberena.
El religioso detalló que se proponen ofrecer recursos, medios y estrategias para que las personas con capacidades diferentes adquieran conocimientos que les permitan encaminarse hacia su independencia y autonomía personal.
HISTORIA
Ofrece servicios sociales
La Obra Don Guanella es una de las varias áreas de servicio que ofrece la congregación italiana católica Siervos de la Caridad, que fue fundada por el beato Luis Guanella (1842-1915).
En Guatemala empezó a operar en 1996 y ofrece servicio social de farmacia, biblioteca, apadrinamiento para niños con educación, alimentación y salud.
La Obra Don Guanella, que fue inaugurada en el 2002, acoge a niños y jóvenes con capacidades diferentes, y da servicio de medicina y rehabilitación a la población.