Los padres de la niña luchan por llevar a la justicia al agresor, pero cinco meses después de haber presentado la denuncia en el Ministerio Público (MP), aún no existe información de su paradero.
La menor recuerda que cuando tenía 9 años su tío le regaló unos chocolates, y a ella le pareció extraño porque era la primera vez que lo hacía, aunque él sabía que a ella le gustaban.
Visiblemente nerviosa, relata que un día sus padres no pudieron ir a recogerla a la casa de su tía, pues su madre trabajaba en una comunidad situada a 68 kilómetros de Mazatenango.
Cuando se quedaba en la casa de su tía siempre dormía con una prima, y en la noche sintió algo en la pierna, pero pensó que esta era quien la tocaba. Poco después le quitaron el pants con que dormía y fue entonces que se levantó y vio que era su tío. Le preguntó que qué hacía y le dijo que la dejara tranquila o llamaría a su tía.
“Me dijo que si quería ver vivas a mi tía, a mis primas y a mi abuela que no gritara y que no dijera nada, que eso era algo normal que algún día debía pasar, que me dejara, y entonces comencé a llorar”, relató la niña, quien no recuerda cuántas veces su pariente abusó de ella.
“La vida sigue”
“No lo he logrado superar del todo, pero muchas personas me han dicho que no perdí una mano, no perdí un pie, no quedé embarazada, que estoy completa y viva, y que la vida sigue, y que en la vida siempre habrá problemas, circunstancias malas”, expresó la menor.
La adolescente llega del colegio a su vivienda, y ya en su habitación baja las persianas, cierra las cortinas, apaga las luces y se sienta a hacer sus tareas. Asegura que se comporta así porque tiene miedo.
“A veces no quisiera estar aquí—en su casa— porque aquí fue la última vez donde él abuso de mí. Entonces prefiero encerrarme o ponerme a escuchar música, o ver imágenes de cuando era más pequeña”, comentó.
Expresó que no denunciaba lo que ocurría porque tenía miedo de que le pudieran hacer algo a sus primas, tía y abuela, que fue con quienes se crió.
En medio de todo el sufrimiento, la pequeña se siente satisfecha por los méritos y logros que ha obtenido en sus estudios. Ha sido abanderada y sueña con ser trabajadora social. Además, anhela, junto a sus tres primas, abrir una fundación para ayudar a niñas que enfrenten problemas similares al de ella.
La víctima insta a los padres a buscar tiempo para sus hijos, y a los niños, a tenerles confianza a sus papás. Considera que no solo lo material es importante y que los pequeños necesitan más atención, tiempo y cariño que objetos y lujos.
Proceso contra agresor no avanza
El Juzgado de Primera Instancia Penal de Mazatenango giró orden de captura contra Juan López Xicay, el 4 de abril de este año, cuando los padres de la menor denunciaron la violación.
Parientes de la víctima dijeron que los compañeros del agresor lo alertaron sobre la denuncia y este huyó, supuestamente hacia México.
El padre de la niña dijo que el proceso contra López va muy lento y que exigen a las autoridades que se haga justicia.
Marvin López, fiscal distrital del MP de Suchitepéquez, dijo que están a la espera de las investigaciones de la PNC y que a la menor se le ha apoyado.
Otro caso
El oficial de la PNC Marvis Florián Lemus purga una condena de 61 años de prisión, luego de que fue hallado culpable de haber mantenido encerrada en la capital a una niña de 13 años durante 11 meses, a la que violó de manera continua.
Florián estaba asignado a la Comisaría 11, en la 11 avenida y 4a. calle, zona 1 capitalina, y caminaba unas cuadras hasta la casa que alquilaba en la 10a. avenida y 3a. calle.
La niña escapó de su cautiverio, aprovechando que su madre, quien la vendió a Florián, olvidó colocar candado a la puerta.
El oficial fue capturado el 16 de agosto del 2012, cuando estaba asignado al serenazgo de Lomas de Santa Faz, zona 18 de la capital.
Florián fue sentenciado a 12 años, por violación; tres por agravación de la pena en forma continuada, ocho más por circunstancias especiales y seis años por aborto sin consentimiento.