El cuadro, que representa un paisaje de robles del sur de Francia, llegó al museo procedente de una colección privada.
Los investigadores trabajaron para autentificar la obra comparándolo con las técnicas del genio holandés y gracias a una carta que Van Gogh escribió el 4 de julio de 1888 en la que hablaba de este lienzo.
Durante años, el cuadro permaneció en el ático de un coleccionista noruego quien, tras comprarlo en 1908, creyó que era una falsificación.
“Este descubrimiento es más o menos una experiencia que ocurre sólo una vez en la vida”, dijo el investigador Louis van Tilborgh, que ayudó en su proceso de autenticación.
“Todas las investigaciones apuntan a que es un cuadro de Van Gogh”, añadió.
El lienzo fue pintado más o menos en la misma época que algunas de las obras más famosas del pintor holandés, como Los girasoles o El dormitorio en Arles.
“Esta es una mañana muy, muy especial y tienen ante ustedes a un director muy, muy contento”, dijo Rueger.
“Cuando me dijeron que se confirmaba que era un Van Gogh auténtico, no lo podía creer”, agregó.
El museo se negó a proporcionar la identidad del misterioso coleccionista.
El museo Van Gogh reabrió sus puertas al público a principios de mayo con un nuevo e impresionante despliegue de algunas de las mejores obras del pintor holandés.
El edificio cuenta con 200 obras, 140 realizadas por el propio Van Gogh y el resto por pintores contemporáneos.
Entre los cuadros que se pueden ver están El dormitorio en Arles, Iris, Los comedores de patatas y Campo de trigo con cuervos.
El cuadro descubierto recientemente será exhibido el 24 de septiembre junto a otros trabajos de Van Gogh.