Mediado el primer tiempo de la final de 2010, el centrocampista neerlandés, entonces en las filas del Manchester City, realizó una fea entrada sobre Alonso, al que clavó los tacos en el pecho sin el balón de por medio, pero sólo vio la tarjeta amarilla.
“Xabi Alonso cabeceó el balón hacia David Villa y en ese momento Nigel De Jong se chocó contra él” , escribió Webb en su autobiografía. “Justo en ese momento yo estaba detrás de Alonso, a unas 10 yardas (9 metros), por lo que no pude ver el impacto y cómo había entrado De Jong” , continuó.
“Sin embargo, sabía que había sido una entrada a destiempo y muy fuerte, por lo que merecía sanción. Ninguno de mis ayudantes me dijo nada por la radio y por eso mostré una amarilla, por lo que había visto: una entrada fuerte y a destiempo del centrocampista holandés” , reconoció.
“Con la mano en el corazón, nunca se me pasó por la cabeza que fuera tarjeta roja. En ese momento, sobre el campo, estaba convencido de que era amarilla” , confesó el inglés.
La decisión de Webb, retirado del fútbol profesional en 2014, fue muy criticada por los futbolistas españoles, convencidos de que la acción de De Jong era merecedora de la expulsión.
“No me sentí intimidado por el momento ni el escenario, ni tuve presiones de la FIFA para no expulsar a jugadores. Simplemente castigué lo que había visto y esa es la verdad” , señaló el árbitro en sus memorias.
“En cuanto saqué la tarjeta vi la reacción de los españoles, tanto dentro como fuera del terreno de juego. Honestamente, pensé que estaba enfadados por el juego físico de los holandeses, no por esa falta en particular. Pensé, incluso, que era porque no apliqué la ley de la ventaja cuando el balón le había quedado a Villa tras el cabezazo de Alonso” , explicó.
Webb, de 45 años, que ahora trabaja para la cadena de televisión británica BT Sport, reconoció que no fue hasta el descanso de la final que empezó a pensar que la entrada de De Jong era merecedora de la tarjeta roja.
“No fue hasta el entretiempo que me di cuenta de que la entrada podría haber sido de expulsión… Me sentí abatido hasta no poder más. Sentí que había fallado en la final de un Mundial. Qué jodida pesadilla. Volví al campo con el corazón palpitando a mil por hora” , confesó el árbitro inglés.