Aparte de la posibilidad de que Red Bull tenga problemas, la jerarquía para el GP de Australia es una incógnita, ya que no hay consenso sobre cómo se adaptarán las escuderías al cambio a motores híbridos de seis cilindros con turbocargadores.
El cambio de tren motriz —el motor, turbocargador y la cada vez más importante potencia almacenada en baterías— ha sido problemático para todos los equipos en las pruebas de pretemporada, especialmente los que utilizan motores Renault, y sobre todo Red Bull.
Si se suman a la ecuación la reducción en las cargas de combustible de un promedio de 160 kilogramos por carrera a un máximo de 100 kilogramos, además de los ajustes habituales de la primera carrera, el pronóstico de lluvia en Melbourne y los usuales cambios de temperatura, no es de extrañarse que algunos pronostiquen que ni siquiera habrá 10 pilotos cruzando la meta para ocupar las posiciones de puntos.