Brady a sus 37 años se convirtió de nuevo en la gran estrella del equipo que hizo posible la mayor remontada de un Super Bowl en el cuarto periodo (14-24) después de hacer cuatro pases de anotación a compañeros diferentes y llegó a 13 en los partidos de la gran final.
El seguro miembro del Salón tuvo una noche de marcas al ser el primero en completar 37 pases en un partido, incluidos ocho perfectos en el último avance de anotación de los Patriots.
Pero la gran felicidas de Brady, al margen de todas las marcas individuales que superó, fue que se unió a su “ídolo” de infancia, el legendario Joe Montana, al ganar el cuarto anillo de Super Bowl y el tercer premio de Jugador Más Valioso (MVP).
“Todos confiamos en nosotros mismos, tuvimos la mayor fuerza mental y ahí estuvo la clave de la victoria, aunque es cierto que las jugadas claves cayeron de nuestro lado”, declaró Brady, que dejó atrás la frustración de haber perdido las finales anteriores del 2008 y 2012. “Pasaron 10 años duros, pero lo conseguimos”.