Desde que falleciera el brasileño Ayrton Senna en 1994, se han reforzado las medidas de seguridad, y el francés Jules Bianchi, que murió en el Gran Premio de Japón de 2014, es la única víctima mortal de la competición.
“No se sabe a ciencia cierta sin un análisis profundo, pero, por lo general, ese tipo de accidentes se saldaban con una lesión muy grave o con el fallecimiento del piloto”, aseguró Mosley a la prensa británica cuando le preguntaron si Alonso habría sobrevivido a un accidente similar hace 20 años.
“Por suerte, parece que eso ya no ocurre. Todavía hay accidentes fatales, como el de Bianchi, pero ahora en los incidentes de carrera tan aparatosos se espera que el piloto salga ileso. Hace 20 años no”, continuó el exdirectivo.
“Se necesitaba vigilar estos casos de manera científica, y ese fue el gran cambio tras la muerte de Ayrton Senna en Imola en 1994”, explicó Mosley.
“Fue satisfactorio ver a Alonso irse andando. Se trabaja duro y es gratificante cuando se ven los resultados”, concluyó.
Mosley dirigió la FIA entre 1993 y 2009, coincidiendo con un gran desarrollo de la seguridad que todavía no ha parado, como prueba la inclusión del dispositivo Halo, que sirve para proteger las cabezas de los pilotos.