El pasado 19 de febrero se produjo el traspaso que provocó que el argentino abandonara la disciplina del peor equipo de la Liga, los New York Knicks, y acabara en los Rockets, uno de los conjuntos más potentes del Oeste.

“Estoy en pleno aprendizaje. Vengo a ayudar a mis compañeros y a jugar bien cuando me toca. En nada vienen los playoffs y debo ser útil de cualquier manera, ya sea dentro o fuera de la cancha, en cualquier situación posible”, declaró.

Por ahora no ha encontrado esa regularidad en los minutos que disfruta en cancha, pero es algo que el jugador de 37 años entiende perfectamente.

“El equipo estaba armado ya, así que fue un movimiento más para cubrirse por si les pasa algo a los bases”, manifestó el director de juego, que no ha jugado en tres de los últimos seis encuentros de los Rockets.

“Disponer de minutos en un equipo con opciones es la mejor opción, pero cuando llegas casi a final de temporada hay que encontrar tu lugar, amoldarse y estar listo para cuando equipo lo necesite. Si tuviera que venir en pretemporada, quizá digo que no vengo. Pero es una situación especial por el traspaso en febrero”, declaró.

Acerca de “la difícil situación” que ha vivido esta temporada en Nueva York, afirmó que la franquicia presidida por Phil Jackson está en “un proceso de cambio total”.

“No soy jugador un de futuro y en Nueva York están armando un equipo para varios años donde miran más la juventud y la proyección”, indicó Prigioni a una pregunta de Efe.

“No hay mano de santo. El cambio no se da de un día para el otro. Han dado pasos ya adelante, aunque no se ven en los resultados, con la masa salarial y culturas internas. Están empezando el cambio, pero los aficionados y la prensa están encima y quieren que se gane pasado mañana. No va a ser así”, añadió.