Deporte Nacional

Bella pasión al atletismo

“Hay momentos en la vida en que llegamos a una encrucijada. Temerosos, confusos y sin un mapa de carreteras. Las decisiones que tomamos en esos momentos  pueden definir el resto de nuestras vidas…”, cito al escritor y basquetbolista ficticio Lucas Scott, en una atinada reflexión aplicable a la vida de la atleta Estefany Cruz, quien a la edad de 13 años cambió la gimnasia artística por el atletismo.

Por alguna inaudita razón sus entrenadores de gimnasia, originarios de Rusia, vieron en Estefany aptitudes para el atletismo y a pesar de su buen desempeño en ese deporte estético, le aconsejaron que intentara incursionar en el atletismo. Ella, perpleja por la sugerencia, pero entusiasmada por lo que podría vislumbrar, se sacudió cualquier duda y tomó la decisión que le cambió la vida.

“Empecé en el atletismo gracias al consejo de mis entrenadores rusos que tuve en gimnasia. Ellos me dijeron que habían visto en mí capacidad para este deporte”, recuerda Cruz, una chica alegre y amigable, que transmite la energía que le genera el sentimiento vehemente por su deporte.

“Al llegar al atletismo, me preparé con Manyel Maloyan, quien fue mi entrenador por ocho años y quien logró que  clasificara a competencias importantes como mundiales juveniles, Juegos Centroamericanos y Juegos Centroamericanos y del Caribe, al igual que campeonatos panamericanos”, relata con satisfacción.

Con jornadas largas y cargadas de entrenamientos y los estudios académicos de la mano, los resultados positivos en los dos ámbitos empezaron a hacer su aparición. Los frutos de las noches de vela acompañadas por libros, y las madrugadas para ponerse los tenis y salir a practicar empezaron a florecer y a
motivar a Estefany.

A los 14 años ya se había convertido en campeona centroamericana juvenil y había logrado el pase al Mundial de la categoría.

“Comencé a imponer récords nacionales a nivel mayor en salto largo y triple”, dice con modestia. La motivación perfecta para no detenerse y tener la completa certeza de que no se había equivocado en aquella decisión  estaba más latente que nunca.

Cambios

Cuando parecía que su carrera tomaba vuelo, la misma se vio truncada por otra decisión vital. Una beca para estudiar Salud Pública en Nueva Orleans, Louisiana, en Estados Unidos, le permitió forjar un mejor futuro en cuanto a lo académico, pero le impidió ser tomada en cuenta para representar a Guatemala en eventos internacionales, especialmente en el Ciclo Olímpico.

“Me fui a Estados Unidos a estudiar —2010—. Allá seguía entrenando mucho, pero no tenía la oportunidad de competir en nombre de Guatemala y ese fue un momento difícil para mí porque sabía que tenía la capacidad para hacerlo bien. Después de esto llegaron las lesiones y todo se complicó más”, confiesa.

Con el incansable apoyo de su familia y de sus amigos, Estefany se repuso de sus lesiones y culminó sus estudios de manera satisfactoria. El volver a Guatemala este año  la ayudó a recargar baterías y tomar nuevas fuerzas encaminadas a su carrera como deportista.

En su regreso a las competencias de alto nivel, Estefany desempolvó el talento que le caracteriza y en junio de este año se consagró campeona Centroamericana en la prueba de salto largo, en el evento realizado en Managua, Nicaragua. La marca de Cruz para quedarse con el oro fue de 5.63.

El golpe de autoridad de la atleta guatemalteca sacudió a rivales como la costarricense Melanie Foulkes y Shanicka Shanell —Belice—, quienes se perfilaban como favoritas, pero no contaban con el talento natural de Estefany.

El show de la deportista nacional no había terminado en la Plaza España, ubicada en la capital de Nicaragua, pues cerró su participación con su segunda medalla dorada en el torneo, al subir a lo más alto en la prueba de salto triple, con una marca de 12.33 metros, superando a la beliceña Shanell Augustine, quien se quedó con una marca de 11.87 metros.

La alegría por poder representar de manera digna los colores de la Azul y Blanco es inevitable para la atleta, quien a pesar de estos logros, disfruta pero trata de no perderse en el éxtasis del triunfo, para mantenerse firme y enfocada en lo que le falta por mejorar y los retos pendientes de cumplir.

“El  2015 lo resumo  como un año de transición, puesto que después de regresar de EE. UU. volví con muchas lesiones, de las cuales me costó recuperarme. Este año me fue muy bien comparado con los que viví antes y lejos de Guatemala. Rompí mi propio récord en salto largo y obtuve marcas que no había conseguido”, resalta Estefany con mucho orgullo.

Aunque la falta de competencias en este año no le permitió el roce internacional que deseaba, Estefany está más motivada que nunca para sobrepasar sus límites y lograr el sueño que ocupa la mayor parte de sus pensamientos.

“Lo que más anhelo en el atletismo es seguir mejorando marcas y contar con el apoyo de la Federación Nacional de Atletismo, para  clasificarme a grandes eventos”, enfatiza.

“Porque solo cuando te ponen a prueba descubres quién eres de verdad y descubres quién puedes llegar a ser. La persona que quieres ser existe en algún lugar, más allá del trabajo duro, de la fe y de la convicción. Más allá de la angustia y del temor a lo que nos aguarda”, concluyen las palabras  de Scott.

 

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