Deporte Nacional

Mota Taracena, el exboxeador guatemalteco que estuvo cerca de ganar una medalla olímpica pero los jueces le arrebataron el sueño

El recuerdo de aquel 7 de agosto de 1984 aún permanece en la mente de los amantes del boxeo guatemalteco. El resultado de los jueces no fue favorable para Carlos Mota Taracena para que lograra la primera medalla olímpica para el país. Se tuvo que conformar con un quinto lugar en los Juegos de Los Ángeles.

Carlos Mota Taracena fue un exponente del boxeo en Guatemala. (Foto Prensa Libre: Édgar Chután)

Carlos Mota Taracena fue un exponente del boxeo en Guatemala. (Foto Prensa Libre: Édgar Chután)

“Fue un trago amargo como la hiel el que probamos los guatemaltecos anoche, cuando el réferi levantó la mano de José Marcelino Bolívar —Venezuela— como ganador”, así fue el relato que  Prensa Libre publicó. Ya pasaron 33 años de ese momento.

Bajo el mando del entrenador nicaragüense Reginaldo Rueda, el guatemalteco estuvo cerca de subir al podio. Pero el resultado no le favoreció. El venezolano Bolívar  ganó el combate por puntos en la categoría de  106 kilogramos.

Desde ese momento la vida del boxeador  cambió. A  su regreso después de las justas, el 15 de agosto, fue recibido con un desfile por las principales calles de la ciudad capital en el que fue aclamado, pero no por las autoridades deportivas que fácilmente lo  olvidaron.

En 1985 Mota Taracena viajó a Estados Unidos en busca del sueño americano. Hoy, 33 años después, radicado en Brooklyn, conversó sobre su trabajo como entrenador de boxeo y su incursión  en  la lucha brasileña.

Recientemente, el  25 de julio cumplió 61 años. Carlos Santiago Mota Taracena, nació en La Palmita, zona 5, pero luego radicó en la colonia  Primero de Julio, donde según cuenta pudo reforzar sus piernas, gracias a que se ejercitó en los barrancos aledaños.

Sus inicios en el boxeo se dieron a los 14 años, gracias al apoyo de sus padres, Carlos Everaldo Mota y  Jesús Taracena de Mota.

¿Recuerda cómo lo recibieron en el país después de participar en las justas de Los Ángeles?

Para mí fue una sorpresa el desfile. Nadie confiaba en el boxeo guatemalteco.

¿Cómo le ayudó el entrenador nicaragüense?

Nos vino a cambiar mucho la técnica. Eso me ayudó mucho.

¿Recuerda cómo fue la pelea en   Los Ángeles?

El juez —Roman Szramkowski de Polonia— le llamó varias veces la atención a mi rival, pero los jueces no tomaron en cuenta eso. Lo que tenía era que pegaba muy mal. Realizó una mala pelea.

¿Cambió su vida después de los Juegos Olímpicos?

Pienso que la vida sigue igual para mi. Es uno el que hace la diferencia. Es como que se estaba en la oscuridad y sale a la luz y se da cuenta de lo que hay.

¿Cómo logró destacar en el boxeo?

Le doy gracias a Dios porque tuve unos padres buenos, ellos me apoyaron en todo lo que quería, eso lo estimé mucho. En Guatemala hay deportistas buenos pero  se tiene que trabajar el doble para  conseguir lo que uno quiere, y ese fue mi ideal siempre.

Hasta que llegué a Los Ángeles sabía que tenía que estar bien entrenado. Hice como dicen: horas extras.

¿Quién lo anima a continuar en el deporte?

Mi papá  era un buen ciclista pero por decisiones personales ya no lo continuó. Lo de deportista lo traía en la sangre. Él me  llevó a ver futbol y gimnasia. De  ahí en el Palacio de los Deportes observé  a alguien entrenando boxeo, así fue cuando empecé a entrenarme a los 14 años.

¿Cómo se preparó para los Olímpicos 1984?

La dirigencia del boxeo no confiaba en mí. Solo uno sí lo hizo. Pensaron que no haría nada. La verdad no tuve apoyo.

Tristemente en Guatemala hay madera, pero lo que se necesita es carpinteros. Hay gente con talento. La forma de pensar  de nuestro país hace que los deportistas no logren sus objetivos.

¿Por qué se marchó a Estados Unidos?

No recibí nunca ni las gracias por lo que hice en Los Ángeles. Mucha gente salió beneficiada en sus bolsillos, nada para uno. Me pregunté ¿vale la pena seguir sacrificándome por lo que hago? Ahí fue cuando lo decidí y viajé, y  cambió mi vida.

Vine a buscar un futuro. No me quejo, estoy bien. Hago deporte, doy clases todos los días en un gimnasio en Brooklyn y practico lucha brasileña.

¿Qué trabajos ha realizado en Estados Unidos?

La necesidad me hizo hacer de todo. Estuve en lavado de carros, demolición y  en un taller de mecánica, pero nunca dejé de practicar el boxeo.

¿Se siente arrepentido de haberse ido?

Soy guatemalteco y no estoy avergonzado de mis raíces, ni de mis costumbres.

¿Cómo analiza el boxeo guatemalteco?

No hay un progreso en el boxeo. Cuando estuve en Guatemala habían boxeadores de los departamentos que me dieron fuertes dolores de cabeza, pero ahora creo que son escasos los que destacan.

¿Qué consejo la daría a los boxeadores?

Siempre he dicho que la base primordial para un deportista es la disciplina. Ser responsable de lo que se hace, que se pongan metas. Las oportunidades se buscan en Guatemala.

Antes ¿le tenían respeto a los boxeadores guatemaltecos?

El respeto se lo ganaba uno mismo. Al ring se entra a pelear  y que gane el mejor.

En su categoría, ¿fue el mejor a escala nacional?

Se dio un momento en el que ya no tuve competidores a escala nacional. En Centroamérica, sostuve combates frente a los nicaragüenses en Juegos Centroamericanos. Dos veces gané  los Guantes de Oro para Guatemala.

¿Qué cualidades tienen los boxeadores de su categoría?
Se debe ser muy ágil. Casi no se van a encontrar nocauts. En mi caso, la pegada de gancho era mi fuerte.

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