Deporte Nacional

Jamy Franco y su nueva inspiración

Tenía la bandera de Guatemala empuñada en la mano izquierda en el momento en el que cruzaba la meta, aquel ilustre domingo 23 de octubre del 2011. Las gotas de su sudor caían en el asfalto del circuito urbano en la Colonia Arcos Vallarta, de Guadalajara, en lo que ha sido el episodio más estremecedor de su carrera como marchista, hasta hoy.

En la sala de su casa, Jamy y su pequeño Caleb, de 6 meses, quien se ha convertido en su motivación. (Foto Prensa Libre: Marcela Morales)

En la sala de su casa, Jamy y su pequeño Caleb, de 6 meses, quien se ha convertido en su motivación. (Foto Prensa Libre: Marcela Morales)

Jamy Amarilis Franco Núñez, el nombre de la campeona panamericana del 2011; protagonista de la jornada histórica en la Guatemala ganó dos oros (Érick Barrondo), una plata (Mirna Ortiz) y bronce (Daniel Quiyuch). Después de ese momento indeleble y de una serie de eventos desafortunados, que ella ha transformado en oportunidades y que han fortalecido su carácter y personalidad, está lista para volver.

Jamy, pareja sentimental del también marchista Jaime Daniel Quiyuch, vivió a principios del año pasado el episodio más amargo de su vida, tras el fallecimiento de su hijo recién nacido, Daniel Azaf Quiyuch Franco. Un golpe devastador que pudo superar únicamente aferrada a su fe en Dios y con el apoyo de su familia y amigos cercanos.

“Fueron momentos difíciles”, recuerda la marchista. A pesar del dolor y del luto, Jamy decidió superar este capítulo y regresar a las pistas para retomar su carrera como atleta. “Yo ya estaba entrenando el año pasado, pero de repente empecé a sentirme rara. Me dolía la cintura y le conté a mi papá… Entonces tenía miedo porque sentía que estaba embarazada otra vez”, confiesa.

Las sospechas resultaron ciertas. “Compré en la farmacia una prueba de embarazo y dio positivo; tenía ya dos meses y medio. Me puse a llorar, porque estaba asustada y temía que me fuera a pasar lo mismo. Después, estaba contenta porque sabía que si Dios lo había mandado era una bendición”, relata la marchista.

A partir de ese momento, Franco tuvo que poner en pausa sus entrenamientos y dedicarse de manera minuciosa al cuidado de su embarazo. “El doctor me dijo que el nene podía salir mal; me impactó. Que podía venir con síndrome de down o algo así, por un problema que yo tengo en la sangre y por los medicamentos que he tomado como atleta. Tengo los anticuerpos elevados y eso hace que mi cuerpo libere plaquetas y vayan al cordón umbilical y lo cierren, entonces me provoca problemas en la placenta”, cuenta la deportista de 24 años.

A partir de ese momento, Jamy se dedicó a cuidar su embarazo. Estuvo en reposo total por el bien de su pequeño, en meses que estuvieron cargados de cuidados, noches de desvelo e incertidumbre. “Nació de 8 meses en el Hospital Roosevelt y lo tuve por cesárea. Daniel quería que naciera el 24 de mayo, cabal para su cumpleaños, y se le hizo”, sonríe Jamy Amarilis.

“Yo iba caminando en la calle cuando me empezaron los dolores, estaba con mi suegra y le dije que ya me dolía y nos venimos en camioneta y luego me llevaron al hospital. Tenía 36 semanas y me dijeron que estaba muy pequeño, pero las contracciones no me paraban a pesar de los medicamentos que me dieron. Yo me sentía tranquila y confiada en Dios; sabía que esta vez iba a ser diferente”, recuerda.

Finalmente, el sueño se cumplió: Jamy dio a luz a Caleb —valiente—, quien pesó 6 libras y nació totalmente sano el 24 de mayo, misma fecha de cumpleaños de su padre, Jaime Daniel.

“Los doctores que me atendieron me reconocieron y me trataron muy bien; se tomaron fotografías conmigo. Tener a mi bebé en mis brazos fue algo inexplicable. Me cambió la vida y ahora él es nuestra inspiración”, afirma Jamy, a quien la perspectiva de vida le ha cambiado y ahora tiene un motivo más por el cual luchar en la vida.

“Daniel se tuvo que ir a entrenar cuando el bebé tenía un mes nada más. Tenía miedo de que cuando regresara el nene ya no lo fuera a reconocer, pero hemos estado hablando bastante con él y sí lo identifica por videollamadas”, cuenta.

Río 2016

A los 40 días de haber dado a luz, Jamy, quien disfruta de esta etapa como madre, ya volvió a la acción, aunque sus rutinas de entrenamiento aún no son de total exigencia, pero poco a poco espera recuperar el nivel que en un momento la llevó a imponer un récord panamericano.

“Estoy muy contenta de volver. Quiero entrenar mucho, mucho, mucho para poder volver a representar a Guatemala. Espero que a finales de este año ya esté marchando sobre la marca para los Juegos Olímpicos de Río 2016, porque quiero clasificar. Sé que tres de mis compañeras ya tienen la marca, pero yo no me quiero quedar afuera”, asegura.

Franco anhela poder asistir a sus segundas justas olímpicas, después de su participación en Londres 2012, y se permite soñar con una medalla de oro.

“Anhelo poder ganar una medalla de oro olímpica; sería la primera para Guatemala. Y ahora en mi bebé, tengo la inspiración que me motiva a hacerlo, además de dar una alegría a mi país, que tanto lo necesita”, agrega.

“Después de sentir los dolores de parto, el esfuerzo que se hace en la marcha queda minimizado y espero volver con todo mi potencial”, resalta la atleta nacional.

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