Deporte Nacional

Patricia Porras: Sofía es su felicidad

Los apremiantes triunfos  que la gimnasta guatemalteca Ana Sofía Gómez le ha dado al país también han sido guardados en lo más profundo del corazón de su madre, Adela Patricia Porras, quien considera a su hija como una   bendición de Dios.

La gimnasta guatemalteca Ana Sofí­a Gómez, junto a su mamá, Patricia Porras. (Foto Prensa Libre: Francisco Sánchez)

La gimnasta guatemalteca Ana Sofí­a Gómez, junto a su mamá, Patricia Porras. (Foto Prensa Libre: Francisco Sánchez)

Relata que nunca se imaginó la enorme felicidad que Sofi traería a su vida desde el momento en que nació, aquel 24 de noviembre de 1995, en el hospital Santa Margarita, zona 1 capitalina.

“Durante mi embarazo  tuve algunas complicaciones porque sufrí una caída, pero cuando ella nació, y como toda madre sentí una completa felicidad. Fue una gran bendición y era algo muy bello”, recuerda Patricia.

Han pasado 20 años y Porras asegura que los médicos le habían anunciado que tendría una niña —hoy clasificada a sus segundos juegos olímpicos—  y que desde su vientre ya se mostraba inquieta.

“Desde que  estaba embarazada nunca estuvo quieta. Al principio creí que sería un varón y que iba a ser futbolista, pero gracias a Dios fue gimnasta”, expresa y   sonríe.

Naciemiento programado

La fecha de nacimiento de Ana Sofía fue fijada para el 24 de noviembre, mediante cesárea, según  comparte Porras.
“Nació a las 9  de la mañana y pesó seis libras y media. Recuerdo que no era muy grande, sino de tamaño normal”, refiere.

También comparte que la nombró Ana Sofía en honor de  su abuela, y que lo había pensado desde hacía tiempos.
“Le pusimos Sofía, porque la abuelita de mi mamá se llamaba así y siempre me gustó ese nombre, y el de  Ana, porque es muy bonito. Desde antes que naciera ya tenía el nombre ideal”, expone.

Las travesuras de Sofi eran tantas que Patricia algunas veces se descuidaba y se le perdía de vista.
“Una vez metió la cabeza entre unos barrotes de hierro y se había quedado trabada. Hasta llamamos a los bomberos. Se hizo un escándalo con los vecinos, pero al final fue ella misma quien logró salir”, cuenta.

Lo de traviesa e inquieta fue confirmado por la gimnasta, quien agregó que le gustaba jugar con niños. “Compartía más con niños que con niñas. Mi hermana —Cristina— y yo no crecimos con barbies, no porque no tuviéramos la posibilidad de tenerlas, sino que preferíamos los videojuegos, pasar los mundos de Mario Bros, jugar futbol y beisbol; así nos criamos”, comenta Sofi.

Pero el destino cambió rotundamente para bien de ambas, cuando eligió la gimnasia.

  “Siempre fue buena para hacer aeróbicos y su cuerpo se doblaba fácilmente. Gracias a algunas recomendaciones y a mi tía Marina decidimos que practicara gimnasia fue la mejor decisión”, expresa la madre de Sofía.

La atleta dice  que nunca olvidará el primer día que llegó a la Federación de Gimnasia, en la zona 5 capitalina. “Recuerdo bien ese primer día; toda mi familia vino a verme y a dejarme”.

“Yo ni siquiera traía leotardo, venía vestida con un trajecito de Mickey Mouse y con dos colitas; estaba muy nerviosa”, recuerda.

Patricia asegura que es la madre más feliz, por tener a una hija como Ana Sofía. “Me siento muy orgullosa por ella, porque a diario miro el esfuerzo, la dedicación, todo lo que ella hace y ese amor con el que practica este deporte.  Eso me llena demasiado”, resalta.

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