Los fichajes estratégicos, y en el caso de Marco Asensio aún más, son primero inversiones determinantes. Regalos que ofrece el mercado y que si crees en el producto, debes acometer sin pestañear como hizo el Madrid.
Una contratación clave como la de Asensio además debilita a tus grandes rivales. Todo lo que fichas tú, el enemigo no lo toca. Manchester City, United, FC Barcelona y Roma no pusieron encima de la mesa la firmeza del Madrid.
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Y el Real Madrid, disfruta ahora de un futbolista que ahora mismo disfruta de ser un diamante brutal, de un ascenso meteórico que desde la irrupción de Raúl en el año 94, no había conseguido aparecer con tanto encanto en el estadio Bernabéu.
Zinedine Zidane disfruta con Asensio. Se le nota mucho. Disfruta con él desde el banquillo. Su gol brasileño al FC Barcelona con un golpeo de trivela, del perfil de Roberto Carlos, desató a Zidane que lo celebró en la banda con gestos de admiración.
Da la toda impresión que Zidane si pudiera clonarse en alguien, Asensio sería su espejo. El destino ha querido que Asensio, que dormía con un póster de Zidane en su habitación, sea ahora su alumno en el césped.
Zidane sabe premiar al empleado. Asensio y Lucas Vázquez aprovecharon sus minutos en la ida en el Camp Nou. Y Zidane les mandó el mensaje este pasado miércoles. Los dos titulares. Les dice, os pongo en partidos grandes.
Hasta la fecha, Zidane mueve de forma modélica su plantilla. Mantener la pasión en todo el colectivo es un reto enorme. Y afronta si suma títulos y sextetes el desafío de convertirse en un revolucionario, capaz de tener felices a plantillas de perfil alto. Es el gran objetivo de los entrenadores del siglo XXI. Convencer a tipos con el ego subido que en 65 partidos al año hay sitio para todos.
Zidane ha cambiado el axioma donde el nombre del dorso de la camiseta era más importante que el número. Ya no es así. El 11 de Bale es igual que el 20 de Marco Asensio.