En un principio, Pelé, la leyenda viviente del fútbol brasileño, iba a ser el encargado de encender la llama olímpica, pero esgrimió motivos de salud para perderse la ceremonia.
El exnúmero uno del mundo de tenis, Gustavo 'Guga' Kuerten, tres veces ganador de Roland Garros, entró en el estadio con la antorcha, visiblemente emocionado.
Kuerten le cedió entonces el testigo a la exbasquetbolista Hortencia, plata en Atlanta-1996, quien se lo pasó definitivamente a Vanderlei.
La ceremonia, marcada por la música y un claro mensaje ecologista, vivió el rechazo masivo al presidente interino de Brasil, Michel Temer, cuando dio por inaugurados los primeros Juegos que se celebran en Sudamérica.