“No puedes manejar una crisis económica mientras no hayas derrotado la pandemia”, dijo Biden durante su campaña.
BBC NEWS MUNDO
3 cambios económicos que planea hacer Joe Biden y qué dificultades puede enfrentar
Gran parte de los esfuerzos de los primeros meses de Joe Biden en la Casa Blanca estarán dirigidos a mitigar la devastación social y económica provocada por la pandemia de covid-19.
Una de las prioridades de Biden será conseguir el apoyo del Congreso para aprobar un nuevo paquete de estímulo financiero en medio de la crisis.
Si bien el país permanece profundamente dividido, el Partido Demócrata, que representa a Biden, tiene el control de la Cámara y también una estrecha mayoría en el Senado, lo que le da más espacio para impulsar su agenda legislativa.
Su llegada a la presidencia viene con un plan de US$1,9 billones de estímulo que incluye pagos directos a las familias, apoyos a las pequeñas empresas y fondos para extender la aplicación de la vacuna contra el coronavirus, que hasta ahora ha provocado cerca de 400.000 muertes en el país.
Y más allá de la emergencia, el demócrata tendrá que arreglárselas para conseguir el apoyo político necesario que le permita sacar adelante iniciativas de su programa económico como la creación de más empleos, el apoyo a la manufactura nacional y el desarrollo tecnológico, o la inversión en energías renovables.
Natalie Sherman, reportera de Negocios de BBC, explica cuáles son algunos de los cambios que Biden tiene en la mira.
1. Aumento del gasto en la pandemia
Desde que ganó las elecciones en noviembre, Biden ha puesto en el centro de sus planes el objetivo de entregar alivio económico adicional a quienes se han visto más afectados por la pandemia.
Hace unos días anunció una propuesta de estímulo económico de US$1,9 billones, que incluye un billón destinado a los estadounidenses a través de pagos directos de US$1.400, si el Congreso la aprueba.
El plan también contempla US$415.000 millones para impulsar la aplicación de la vacuna contra el coronavirus, así como US$440.000 millones en apoyos para las pequeñas empresas.
“Una crisis de profundo sufrimiento humano está a la vista y no hay tiempo que perder. Tenemos que actuar y tenemos que actuar ahora”, dijo en un mensaje televisado el 14 de enero.
Su propuesta también busca ampliar los beneficios por desempleo y destinar US$70.000 millones para las pruebas de covid-19 y la distribución de vacunas.
Hay pocas dudas de que los republicanos lucharán contra los planes. Y algunos analistas de Wall Street, como los de Goldman Sachs, ya están delineando en el papel que el monto final aprobado podría ser mucho menor, acercándose a los US$750.000 millones.
“Eso, al menos, debería ser más fácil de lograr”, señala Chris Low, economista jefe de FHN Financial.
2. Aumento del salario mínimo y de los impuestos
Biden también abogó por un salario mínimo de US$15 la hora. Y aunque se mantuvo alejado de pedir explícitamente impuestos más altos, dijo que planeaba pagar las inversiones asegurándose de que las corporaciones y “los de arriba” paguen su “parte justa”.
“Es lo correcto para nuestra economía”, señaló en el discurso. “Es lo justo y lo decente”.
En otras ocasiones Biden ha prometido que presionará para aumentar los impuestos a los hogares más ricos y revertir parcialmente los recortes impositivos otorgados a las empresas durante la administración de Donald Trump, cuando las tasas máximas cayeron del 35% al 21%.
Sin embargo, incluso con mayorías demócratas, no está claro que la idea se convierta en realidad en el corto plazo, ya que para lograr tales movimientos, probablemente se requiera apoyo republicano.
Los analistas de Wall Street, al menos, están apostando a que los impuestos más altos queden fuera de la mesa por ahora.
Pero Jason Furman, profesor de la Escuela Kennedy de la Universidad de Harvard y asesor económico del ex presidente Barack Obama, cree que algunos aumentos siguen siendo posibles.
“El presidente Biden sólo podrá obtener una fracción de lo que pide, porque no puede hacer más de lo que quiere el senador demócrata más moderado”, arumenta.
“Creo que obtendrá algunos aumentos de impuestos para los hogares y corporaciones de altos ingresos, pero no una gran cantidad”.
3. Invertir billones de dólares en infraestructura que cuide el medioambiente
Durante la campaña, Biden se comprometió a impulsar la economía estadounidense con inversiones masivas en infraestructura, poniendo el énfasis en obras que no contaminan, como estaciones de carga para vehículos eléctricos.
“Imagínese confrontar la crisis climática con empleos e ingenio estadounidenses liderando el mundo”, dijo el demócrata.
“Sé que lo que describí no es barato, pero no hacerlo nos costará caro”, agregó, argumentando que al fortalecer la economía estadounidense, tales inversiones ayudarían incluso a manejar la creciente deuda nacional de Estados Unidos.
Es una idea que cuenta con apoyo de grupos empresariales y que, en teoría, podría unir a conservadores y liberales.
Pero lograr que el Congreso se sume a un gasto considerable en obras públicas podría resultar más fácil de decir que de hacer.
Después de todo, Donald Trump también promocionó los planes de infraestructura, promesas que se convirtieron en una broma en Washington ya que repetidamente no lograron progresar.
Y por otro lado, muchas políticas favorables al medioambiente siguen siendo controvertidas en los círculos republicanos y empresariales.
Un gran dolor de cabeza: la deuda estudiantil universitaria
No está claro hasta dónde llegará Biden cuando se trata de usar el poder de la Casa Blanca.
Líderes demócratas como los senadores Elizabeth Warren y Chuck Schumer lo han presionado para que firme órdenes ejecutivas eliminando hasta US$50.000 en deudas estudiantiles con el gobierno federal.
Hasta ahora, Biden ha rechazado los llamados para cancelar unilateralmente tales deudas, manteniéndose en la postura que adoptó durante su campaña electoral, cuando respaldó propuestas legislativas para condonar hasta US$10.000 en préstamos federales para estudiantes.
“Los primeros años, la administración Biden va a pasar mucho tiempo tratando de establecer cuál es la posición política correcta porque no están de acuerdo”, dice la economista Pippa Malmgren, quien trabajó con el gobierno de George W. Bush.
“La izquierda está dividida, pero no tan marcadamente como la derecha”.