– Mayor facilidad de acceso a armas letales y tecnologías destructivas: en la medida en que la tecnología sea más accesible, individuos o pequeños grupos tendrán fácil acceso a armas de destrucción de precisión o instrumentos de ciber terrorismo, con capacidad de crear violencia a gran escala y desafiar las capacidades de seguridad de los estados. Para Guatemala, que ya tiene grandes problemas de seguridad, significa mayores desafíos y necesidad de coordinación con otros países.
– Cambio definitivo del poder económico del mundo desarrollado a los países emergentes (o cambio del poder del Este al Oeste): Actualmente, los estadounidenses, europeos y japoneses reciben más del 50% del ingreso global. Para el 2030, este porcentaje será menor. Por ejemplo, China en el 2008 superó a EE. UU. como el primer país en ahorro. Para el 2020, los activos de los mercados emergentes serán el doble de lo actual. El desafío para los guatemaltecos y sus políticos es entender este cambio de poderes en el mundo, primero y saber manejarlo después. Actualmente nuestras Relaciones Exteriores de país están diseñadas y administradas como se realizaban en el siglo XIX. No existen embajadas en tres de los cinco países BRIC (países emergentes), tenemos más de cinco personas en la embajada ante una dictadura como la cubana, solo hay dos personas en la Embajada de Rusia (miembro del G-8, BRIC y Consejo seguridad ONU) y no hay embajada guatemalteca en ninguno de los países del Golfo Pérsico, que cuentan con tanto dinero para invertir.
– Envejecimiento en los países desarrollados: En el 2012, solo Alemania y Japón tenían un promedio de edad de 45 años. Para el 2030, la mayoría de los países europeos, Corea del Sur y Taiwán tendrán un promedio de edad madura. La migración se volverá más globalizada, con ciertos países ricos y en desarrollo sufriendo de escasez de mano de obra. ¿Queremos preparar a nuestros jóvenes para empleo global en el 2030? Eduquemos en idiomas y uso de la tecnología como prioridad.
– Independencia energética de EE. UU.: Estados Unidos tiene suficiente gas natural para satisfacer sus necesidades y exportar por décadas. La explotación con nuevas tecnologías de petróleo actualmente de difícil acceso significará una reducción sustancial de las importaciones de ese producto en EE. UU., lo que implica que en algún momento la OPEC perderá el control de los precios del petróleo y puede causar fuertes impactos en las economías dependientes de exportar petróleo acostumbradas a un oligopolio.