Las petroleras afirman que el panorama no es tan sombrío. Les creemos a medias. Es cierto que, en comparación con la última recesión, que sobrevino en 2014, muchas de ellas son más resistentes porque han emprendido proyectos más redituables y recortado costos. Además, el precio del petróleo necesario para cubrir la inversión de capital y los dividendos de las siete mayores petroleras (Exxon Mobil, Shell, Chevron, Total SA, BP, Equinor ASA y Eni SpA) es de alrededor de la mitad de lo que era en 2013, según cálculos del banco de inversiones Goldman Sachs Group Inc.
También hay más petroleras que se preparan para un futuro de bajas emisiones de carbono. En diciembre, la española Repsol SA se comprometió a lograr que las emisiones netas de sus operaciones y la venta de sus productos sean cero para 2050. Después, BP, Shell, Eni y Total también anunciaron sus propios objetivos.
La reducción de inversión y la producción
Lo que es más, ante el remolino causado por el virus entre las petroleras más pequeñas, en particular en las cuencas de esquisto, las de mayor talla podrían hacerse de sus activos. Las reducciones en la inversión de las grandes petroleras quizá desaceleren su producción de petróleo. No obstante, esto solo es problemático si se cree que el crecimiento de la producción es valioso, apuntó Michele Della Vegna, de Goldman Sachs. Si el exceso de crecimiento es el verdadero problema, añadió, entonces reducir esa inversión podría ser parte de la solución.
Por desgracia, existen dos complicaciones. El precio del petróleo que algunas empresas necesitan para no registrar pérdidas, con todo y que es más bajo que antes, todavía es elevado. En el caso de Exxon Mobil, es de 70 dólares, el doble del precio de venta actual del petróleo. Además, no se sabe bien cuán rápido deben moverse las grandes petroleras para diversificar sus inversiones, o si deberían hacerlo.
Exxon Mobil y Chevron, las mayores petroleras estadounidenses, no creen que sea conveniente. Ninguna ha fijado metas para reducir las emisiones derivadas de la venta de sus productos. El 27 de mayo, los accionistas de Exxon Mobil votaron en contra de dividir la responsabilidad de su dirigencia en dos cargos, de presidente y director ejecutivo. Los inversionistas con conciencia ecológica esperaban que un presidente independiente impulsara cambios.
Promesas flexibles
En comparación, las grandes petroleras europeas parecen verdaderas pacifistas y ecologistas. De cualquier forma, sus promesas son muy generales. La italiana Eni declaró en febrero que su producción petrolera y de gas se estabilizará para 2025, pero dejó carta abierta para una “reducción flexible” del petróleo a partir de entonces.
El 5 de mayo, Total se comprometió a lograr emisiones cero, pero solo para los productos vendidos en Europa. Los accionistas considerarán una resolución para establecer objetivos más amplios el 29 de mayo. BP, que ha sentido la presión de los activistas, trabaja para explicar cómo podrá cumplir las metas climáticas.
A todas ellas les queda mucho por hacer. La noruega Equinor destinó alrededor del ocho por ciento de su inversión de capital el año pasado a energías renovables; en el caso de Shell, esa cifra fue del dos por ciento.
Por si fuera poco, comienza a surgir un nuevo tipo de rival. Iberdrola SA, una empresa española de servicios públicos que desarrolla campos solares y parques eólicos, alcanzó un valor de mercado de 68.000 millones de dólares, con lo que ya superó a Eni y Equinor, y va siguiendo de cerca a BP.
c.2020 Economist Newspaper Ltd, Londres 29 de mayo, 2020. Todos los derechos reservados. Republicado con permiso.