Los canales de transmisión de los efectos que se han identificado son en el sector externo –comercio exterior, turismo y remesas–; en el sector real –inversión, demanda agregada y transporte– y en el sector fiscal –presión de endeudamiento– para la región.
El informe coincide con lo expuesto por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina (Cepal), que advierten que la economía regional cerrará en terreno negativo y que esto provocará consecuencias sociales en varias ramas.
El BCIE pronostica que la economía centroamericana cerrará en los rangos de -2.5% a 4.9%.
Efectos directos
El informe, publicado la semana pasada, destaca que la crisis tendrá un efecto directo en la producción de las actividades de construcción, comercio –excluye comercio de alimentos y bebidas–, transporte, intermediación financiera, hoteles, restaurantes, agencias de viaje y servicios de entretenimiento.
El documento menciona que se construyeron dos escenarios de crecimiento del PIB: uno con el supuesto de un paro absoluto en la producción, con una duración de dos meses (bajo), y el otro con una duración de tres meses (alto).
“Las mayores contribuciones están relacionadas con las actividades de hoteles y restaurantes, comerciales y de construcción, todas afectadas por los cierres fronterizos, toques de queda y aislamiento social”, subraya el documento.
Óscar Erasmo Velásquez, exministro de Economía, afirmó que el aparato productivo de la región estará golpeado por la interconexión que existe en el intercambio comercial, los flujos de capitales y la demanda agregada, ya que se trata de países receptores de turismo y remesas.
A la vez que el principal socio comercial que es Estados Unidos también está en una fase recesiva.
Ante tiempos adversos, es importante utilizar información que ayude a afrontar de mejor manera lo que sucede en la economía de los países.
Descarga el informe del BCIE para conocer más sobre el impacto económico del COVID-19 en la región.
Leer más: https://t.co/2j0PW39ZfH pic.twitter.com/pRID3QVVWH
— BCIE (@BCIE_Org) April 30, 2020
Pronósticos económicos 2020
- Guatemala, -1.3% (optimista) y -3.2% (pesimista)
- Belice, -5.4% y -7.8%
- El Salvador, -3.3% y -5.5%
- Honduras, -1.8% y -3.9%
- Nicaragua, -5.1% y -6.7%
- Costa Rica, -2.9% y -5%
- Panamá, -3.2% y -6.9%
- República Dominicana, -2.4% y -4.8%
Brecha fiscal
Además de la desaceleración económica, también habrá impacto negativo en los ingresos del gobierno central –de cada país–, lo cual, aunado a un aumento del gasto público para atender la emergencia, redundará en un deterioro del saldo fiscal primario o déficit fiscal –gastos programados por el Estado que superan los ingresos–.
La caída del PIB y de los ingresos fiscales tendrá un impacto en la relación de deuda pública/PIB, asumiendo que los gobiernos se endeudarán para poder financiar la brecha fiscal.
El impacto en los ingresos fiscales para este ejercicio fiscal será similar al registrado en el período de la crisis económica y financiera mundial para cada uno de los países.
Al igual que en el crecimiento del PIB, el BCIE diseñó dos escenarios de la relación deuda/PIB en la región centroamericana.
El primero es el aumento de 4.7 puntos porcentuales y el segundo más pesimista de 7.6 puntos porcentuales.
El valor promedio para Guatemala será de 3.6%; El Salvador, 8.4%; Honduras, 5.9%; Nicaragua, 4%; Costa Rica, 7.5%; Panamá, 8.1% y República Dominicana 5.7%.
“El aumento de la deuda pública para atender la emergencia sanitaria, generará muy probablemente el desplazamiento del gasto en inversión pública durante el 2020, y consecuentemente un menor espacio fiscal para financiar nuevos proyectos de inversión productiva en el futuro inmediato. Ahora, los gobiernos tendrán que gestionar formas alternativas para continuar avanzando en atender las brechas existentes de inversión pública, dentro del marco del plan de recuperación económica 2021, evitando de esta manera, la caída en la competitividad asociada con la disminución en la oferta de infraestructura productiva”, remarca el documento.
Álvaro González Ricci, ministro de Finanzas, declaró la semana pasada que se recurrió al endeudamiento como una estrategia contra cíclica para dinamizar la economía nacional, cuando se presentan este tipo de crisis, y ahora solo falta acelerar la ejecución presupuestaria.
La reacción de los países
El BCIE señala que en virtud del estrés sistémico y estructural que ocasiona la pandemia a las economías, las autoridades han implementado acciones de políticas para reducir el impacto de la crisis.
En términos generales, se han visto obligados a tomar decisiones más rápido que lo usual y con menos tiempo para poder diseñar, estudiar y analizar los posibles efectos que derivarán de la implementación de sus lineamientos, de la relación entre las políticas sanitarias y el efecto sobre la macroeconomía.
En se ámbito, si bien la capacidad de gestión de política económica tiene un alcance heterogéneo y el enfoque de las acciones adoptadas ha sido amplio, se logra observar que existe una adoptación transversal de medidas fiscal y monetarias.
Medidas fiscales
- Compras de insumos médicos
- Creación de fondos para préstamos blandos para las empresas
- Moratoria en pago de servicios
- Extensión en el pago de impuestos y contribuciones a la seguridad social
- Eliminación de aranceles a productos esenciales
- Transferencias monetarias o en especie a grupos vulnerables
Medidas monetarias
- Relajamiento de política para promover la inyección de liquidez
- Recorte a tasas de interés líder o de política monetaria
- Ajustes a reglamentos de calificación crediticia
- Congelamiento al servicio de deuda
- Congelar cobro de intereses
- Modificar períodos de gracia para empresas y ventanillas de préstamos
Reactivación económica
- Campañas de publicidad país
- Estrategias para atraer inversión nacional y extranjera directa
- Facilitar el reinicio de operaciones y el ingreso de empresas
“Desde la perspectiva fiscal la magnitud de las medidas se ubica entre 1 y 3.25% del PIB según el país. Las acciones consisten principalmente en transferencias monetarias directas a la población vulnerable o entrega de alimentos, compra de insumos médicos, creación de fondos para préstamos blandos a las empresas”, detalla el documento.
Destaca que en la mayoría de los países hay pocos incentivos para promover la retención de empleos formales a través de mayores incentivos.