El reciente comentario de uno de sus trabajadores, quien dijo que se queda de repente dormido en la compañía, muestra lo dañino que puede ser el exceso de trabajo. La publicación finalmente hace un llamado a preservar nuestras siete horas de sueño.
Arianna Huffington es otro caso. Dirigía el Huffington Post como accionista cuando llegó a tener el síndrome de burn out en el 2007. De repente cayó en su escritorio y perdió la conciencia. Se levantó rodeada de sangre, lastimada y sin recordar dónde había estado. Desde ahí, Arianna publicó su libro titulado Sleep Revolution o Revolución del sueño, instando a ser más productivos al tomarnos el tiempo.
Quisiera que la historia de Arianna o de Musk fuesen únicas pero usualmente escuchamos sobre los problemas que los emprendedores tenemos al momento de manejar horarios.
Debido a que el trabajo del emprendedor no consta de ocho horas como los empleados, el sueño se vuelve en una distracción que impide el avance.
Las responsabilidades son distintas cuando uno es emprendedor dado que siente la presión de cómo logra mantener a su equipo y a su familia sin llegar a quebrar la empresa. Todas estas preocupaciones disminuyen el sueño y afectan la vida en lo que se llama el balance.
¿Cómo solucionar este problema? Pareto, el famoso sociólogo/economista italiano lo explicaba con su ley 80-20.
Normalmente el 20% de nuestros esfuerzos producen el 80% de los resultados. Tim Ferris en su libro La semana de cuatro horas insiste en buscar este 20% que puede cambiar nuestra vida.
Ferris también se encontraba en una crisis cuando decidió dejar su emprendimiento para tomar su primera vacación, de allí la inspiración de su libro.
Huffington cita que cuando comenzó a dormir, comenzó a ser exitosa. La manera en la que lo logró es enfocarse en lo importante y dejar ir todo lo demás. También en su momento, Ryan Holiday al escribir el El Obstáculo es el Camino muestra que el enfoque correcto es centrarnos en aquello que podemos controlar y dejar ir lo que no. Esto dará mucho más tiempo para trabajar de manera más productiva, tener tiempo de familia y más horas de sueño.
Al final, decía Huffington, tenemos que aceptar que dependemos de nuestro cerebro para poder trabajar mejor.
Es prudente el darle tiempo a nuestro cerebro para que se relaje, para que se distancie del trabajo y para que piense en otras cosas. Muchas veces la solución al dilema sobre trabajar más tiene su respuesta en trabajar donde se pueden obtener resultados y disfrutar. Si no, siempre preguntémonos ¿Para qué hemos decido emprender?
* mauriciogaritag@gmail.com