Economía

En siria no todo es guerra, así es su industria textil

En una sala de exposiciones de Beirut, la empresaria Reem Abu Dahab exhibe los saltos de cama de encaje rosa y blanco de su taller sirio, con la esperanza de recuperar a una clientela ahuyentada por la guerra.

Una mujer observa los diseños que fueron presentados en la ciudad de Beirut. (Foto Prensa Libre: AFP)

Una mujer observa los diseños que fueron presentados en la ciudad de Beirut. (Foto Prensa Libre: AFP)

El sector textil era clave para la economía nacional por sus exportaciones masivas a Oriente Medio y a Europa. Eso era antes de la guerra que estalló hace casi cinco años.

Las fábricas quedaron destruidas, los empleados tuvieron que irse y las ventas se paralizaron por las sanciones internacionales y por el descenso de la mano de obra provocado por el éxodo masivo de migrantes a Europa.

“Venían comerciantes de todo el mundo” pero ya no es el caso, “la guerra los ha atemorizado”, afirma Abu Dahab, rodeada de telas de colores cálidos.

La familia de Abu Dahab se enorgullecía de su empresa especializada en la fabricación de camisones, en Harasta, una ciudad de la provincia de Damasco devastada por los combates entre el régimen y los insurgentes.

Desde el comienzo de la guerra en 2011 la fábrica quedó completamente destruida, cuenta. “Ahora trabajamos en un pequeño taller de la capital”, añade esta mujer de ojos claros vestida con un abrigo de piel.

“Teníamos a 100 empleados, hoy a una treintena”, lamenta Abu Dahab, que participa junto con un centenar de fabricantes sirios en un salón del textil en la capital libanesa.

Muhanad Daadush, propietario de la mayor empresa de lencería y de pijamas del país, en Damasco, con 450 empleados, se jacta de haber encontrado la manera de proteger a sus trabajadores y de mantener la producción.

“Tenía a 72 obreros que dormían en la fábrica” cuando la violencia se intensificaba, explica en su stand, rodeado de una panoplia de sujetadores y de pijamas de algodón. “Trabajaban desde las 06H00 a las 23H00” en productos “hechos a mano, por supuesto”.

Fábricas destruidas

Antes de la guerra, el sector textil representaba el 63% de la industria, alrededor del 20% de la mano de obra y casi el 12% del PIB, mientras que las exportaciones ascendían a casi US$3 mil 300 millones por año, según el Foro económico sirio.

Las exportaciones del sector textil privado cayeron un 50% en 2014. “El 70% de las fábricas textiles en Siria están destruidas”, asegura Feras Taki Edin, presidente de la Asociación de Exportadores textiles, al lado de un maniquí con medias y ropa interior de color negro.

Las más afectadas fueron las de Alepo, la excapital económica dividida entre los dos bandos. “Las máquinas quedaron destruidas, algunas fueron robadas y se las llevaron a Turquía. Tenía 220 y no me quedan más que diez”, se queja Alaa Aldeen Maki, propietario de Dream Girl Lingerie.

“La mayoría de mis empleados emigraron, algunos para no ser reclutados por el ejército”, añade.

Atraídos por la excelente reputación del sector textil sirio, casi 500 comerciantes, en su mayoría de Oriente Medio, acudieron a la exposición de Beirut, como Fadi Baha, procedente de Egipto.

“Compro porque es mejor calidad que el textil chino o turco y el precio sigue siendo competitivo”, asegura este comerciante.

Pero con la guerra, los fabricantes sirios ven cómo sus rivales chinos y turcos acaparan el mercado.

Los clientes europeos brillan por su ausencia, debido sobre todo a las sanciones. Daadush Lingerie vendía el 70% de sus productos a Europa antes de la contienda bélica, y ahora sólo el 10%, según su propietario.

Taki Edin estima que Europa debería fomentar el comercio con Siria para evitar que la mano de obra busque refugio en el extranjero.

Pero lo esencial, en estos momentos, dice, es “demostrar que nuestra industria sigue viva”.

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