Economía

“Estudiar ADN del azúcar puede evitar pérdidas”

Para evitar pérdidas en el proceso de la caña de azúcar, Cengicaña (Centro de Investigación y Capacitación de la Caña de Azúcar) realiza diversas investigaciones y procesos encaminados a aprovechar todas las propiedades del cultivo.

Luis Molina, investigador del área de biotecnología de Cengicaña, compartió con Prensa Libre las nuevas líneas de investigación de la industria para la extracción de jugos de caña de azúcar con el fin alcanzar las menores pérdidas y aprovechar todas las propiedades de la caña.

¿Por qué es importante la biotecnología?

En Cengicaña tiene muchas aplicaciones. En el centro tratamos de darle uso en el área agrícola e industrial.

En la parte agrícola se emplea al utilizar cultivos de tejidos vegetales para obtener plantas libres de enfermedades y marcadores moleculares para identificar qué variedades del producto tienen mejores características agronómicas.

Con esto se puede desarrollar la capacidad para realizar transformaciones genéticas. Esta es una de las aplicaciones más avanzadas que tiene la biotecnología en la agricultura.

¿Cuál es la parte en la que se enfocan?

La biotecnología que implementamos está orientada a la parte industrial, no a la agrícola.

En la parte de extracción de azúcar, cuando la caña llega a los ingenios, luego de que se lava se extraen los jugos. Lo que se pretende en este proceso es sacar a esos jugos la sacarosa, que es lo que consumimos. Existen muchos azúcares, pero solo la sacarosa tiene la propiedad de cristalizar.

El objetivo es hacer más eficiente el proceso de extracción de azúcar, que no tiene que ver con la producción agrícola.

¿Qué hacen con los otros azúcares?

En el proceso de industria, después de que se extrae la sacarosa al jugo, los azúcares que quedan en esas mieles como producto de la extracción se fermentan para producir etanol.

El etanol sale de otros azúcares, menos de la sacarosa. En este proceso hay diferentes tipos de pérdidas. Una que hemos identificado es la acción que ejercen los microorganismos, principalmente de bacterias que se alimentan de la sacarosa.

¿Cómo utilizan la biotecnología para controlar esas bacterias?

El trabajo se centra en la adaptación de una metodología que ha sido utilizada en otras partes del mundo, pero estamos revisándola y adaptándola a nuestras condiciones para identificar las bacterias que están presentes en los jugos de caña.

Conociendo las bacterias que tenemos, podremos tomar acciones específicas contra estas, y el análisis para identificarlas se fundamenta en establecer sus secuencias de ADN.

¿Cómo hacen para extraer el ADN de los jugos?

Tomamos muestras de los jugos. Luego, hacemos un cultivo de ellos en medios para el crecimiento de bacterias, y en esos medios crecerán aquellas que están presentes. Las tomamos y las multiplicamos.

Cuando tenemos suficientes bacterias de las diferentes que se pudieron aislar, las identificamos por color, textura. Cuando se multiplican suficiente, les extraemos el ADN a cada una, y luego amplificamos un gen que se llama 16S. Ese fragmento de gen lo secuenciamos, y lo que hacemos es compararlo con otros que existen en una base de datos de genes que desde hace años se guarda y encuentra homología con otros, dependiendo del porcentaje.

¿Se contaba antes con esta clasificación?

No contábamos con esa clasificación, lo que se hace para identificar bacterias se hace a nivel morfológico o propiedades de las bacterias, gram positiva o negativa. Es difícil hacerlo así, porque a veces pueden cambiar, y es difícil la identificación de bacterias solo con base en la observación.

¿En qué ayuda la identificación de bacterias?

Cuando ya se conocen las bacterias, se pueden diseñar estrategias de control o que minimicen las pérdidas. Las pérdidas pueden ser 0.01% del porcentaje de azúcar que trae el jugo de caña.

¿Cuántas han identificado?

Identificamos cuatro diferentes especies. En el caso de una, se identificó en varios ingenios. Hay otras, pero no representan tantas pérdidas.

ESCRITO POR:

Natiana Gándara

Editora de Economía en Prensa Libre, con más de 15 años de experiencia en medios radiales, televisivos, impresos y digitales.

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