Soros, que estima las necesidades de financiación de Ucrania en 50,000 millones de euros, está dispuesto a inyectar por su cuenta 1,000 millones de dólares, en particular en la agricultura y en proyectos de infraestructura.
Todo esto “debe generar una rentabilidad” , que beneficiaría a su fundación y no a él personalmente, afirma.
“Occidente puede ayudar a Ucrania mejorando su atractivo para los inversores” , insiste Soros.
“Tiene que haber un seguro contra el riesgo político. Eso podría tomar la forma de una financiación mezzanine con tasas de interés europeas, muy cercanas a cero” , añade.
La financiación mezzanine es una modalidad complementaria a la deuda y el capital, especialmente útil cuando no hay acceso a la deuda tradicional, por ser muy alto el riesgo o excesivo el endeudamiento.
Actualmente, Ucrania está al borde de la quiebra, y en 2015 se espera que su deuda pública alcance el 94% del PIB, por los efectos combinados de la recesión económica, la devaluación de la moneda y el conflicto en el este industrial.
Una nota de análisis del grupo de inversión ucraniano ICU prevé una vuelta al crecimiento en 2017, y una caída del 7.6% del PIB este año.