Samuel Zapil, investigador del Idíes, explicó que los resultados preliminares permiten observar que para asignar los recursos presupuestarios no se toma en cuenta la relación entre pobreza e inversión pública.
“Lo anterior deja entrever que el país no está invirtiendo en donde realmente se necesita y se puede afirmar que el Estado contribuye a crear ese círculo perverso de pobreza, porque la inversión debería ir a los municipios con mayores niveles de pobreza”, dijo Zapil.
La investigación también mostró que en 108 municipios, de los 330 estudiados, el índice de pobreza es de 62.9% —media alta—, en cuyo caso la inversión pública asignada en promedio por persona fue de Q1 mil 852 y la erogada registró Q816.9, en tanto que en los restantes 97 municipios el porcentaje de pobres asciende a 47.24, con una asignación per cápita de Q2 mil 250.1 y un gasto de Q1 mil 89.1.
Según la investigación, en la parte noroccidental es donde se concentra la mayor pobreza y en donde se registra menor inversión.
Por el contrario, las zonas donde se acumula la inversión son las que poseen grandes áreas de cultivos, como caña de azúcar o plantaciones de banano, indicó el investigador.
La única excepción, refirió Zapil, es la región de Ostua-Güija, vecina con El Salvador, que es donde confluyen varias carreteras y en donde se ha creado un corredor de infraestructura de buena calidad, lo que ha permitido a la población en general exportar sus productos con mayor facilidad.
El análisis también se aplicó tomando en cuenta la población indígena y, según el Idíes, se observó similar patrón entre pobreza e inversión. Además de que el Estado contribuye a generar pobreza, se asigna mucho más a municipios en donde la población es ladina, concluyó Zapil.
En el mismo período analizado entre los 330 municipios, se observó que en 103 la población indígena era del 93.1%, con un índice de pobreza de 78.2%, para una inversión promedio asignada por persona de Q1 mil 702 y una erogación de Q787.6.
En el extremo se encuentra la población de 60 municipios en donde solo 5.1% es indígena, con un porcentaje de pobreza del 34.9% y una inversión promedio asignada de Q2 mil 194.5 y una inversión de Q1 mil 108.1 por persona.
En general, las áreas con menor cantidad de inversión son las verapaces, Quiché, Huhuetenango, el norte de San Marcos y una parte de Izabal en donde se localizan los municipios con mayor cantidad de población indígena y garífuna (El Estor y Lívigston).
Wilson Romero, director de investigaciones del Idíes, comentó que la investigación deja entrever que el Estado no invierte en los sectores prioritarios para el desarrollo social.
Agregó que los sectores dominantes económicamente van desplazando la inversión hacia el sur y al corredor de la capital a Puerto Barrios. Además, el mapa de inversión varía de acuerdo con el partido de turno y los diputados distritales, “que juegan un papel importante en la distribución de los recursos”.
Ficha técnica
Los datos sobre inversión física, según el Idíes, provienen de la información registrada en el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) de Segeplán.
Según los investigadores, para cada año se creó un mapa de inversión acumulada por municipio. De acuerdo con Idíes, los datos monetarios están consignados en precios del 2007, a los que se les aplicó un factor de depreciación del 5% anual.
La información fue complementada con mapas de pobreza diseñados por Romero y Zapil (2009) y otros datos del Censo de Población y Habitación (2003).