Economía

“Son pocos los fondos de inversión para emprendedores en Guatemala”: Las palabras de la célebre empresaria de Shark Tank Colombia en su visita al país

La colombiana Andrea Arnau, fundadora y CEO de CPT Investments e inversionista de Shark Tank Colombia y Shark Tank México en compañías en etapa temprana, visitó recientemente Guatemala para impartir conferencias y sostener charlas con empresarios y emprendedores guatemaltecos sobre las oportunidades de inversión, tendencias e innovación.

La colombiana Andrea Arnau, fundadora y CEO de CPT Investments e inversionista de Shark Tank Colombia y Shark Tank México en compañías en etapa temprana, visitó recientemente Guatemala. (Foto Prensa Libre: Cortesía Centrarse).

La colombiana Andrea Arnau, fundadora y CEO de CPT Investments e inversionista de Shark Tank Colombia y Shark Tank México en compañías en etapa temprana, visitó recientemente Guatemala. (Foto Prensa Libre: Cortesía Centrarse).

En esta charla con Prensa Libre, Arnau abordó sobre las tendencias de las inversiones en empresas emergentes y compartió ideas a los emprendedores sobre cómo atraer capital en un contexto de ecosistema emprendedor incipiente.

 

¿Qué factores están impulsando las inversiones en los nuevos emprendimientos?

 

Para mí el que impulsa todo en el mundo es el consumidor, o sea las personas como tú y yo que vamos al mercado y compramos productos y servicios. ¿Qué nos gusta cada vez más a las personas? Compañías que están devolviéndole más al planeta y a la sociedad de lo que le quitan.

 

Yo por lo menos, pongo mucha más atención e invertir en ese tipo de compañías que están devolviendo más a la sociedad de lo que están extrayendo y que generan buenos resultados económicos, porque el inversionista quiere recuperar y multiplicar su inversión.

 

¿Estamos hablando de sectores específicos o en qué se ven más emprendimientos que cumplen con esos requerimientos?

 

Los consumidores quieren empresas que hagan eso en todos los sectores, sean estos de consumo masivo o de servicios. Están en tendencia muchas cosas que tienen que ver con mejor manejo de los recursos naturales, de la salud mental y física; en temas de alimentación o todo lo relacionado con el bienestar para el cuerpo y lo que mejora y facilita la vida de la gente.

 

¿Eso va en sintonía con todo lo que se habla en los últimos tiempos sobre la necesidad de emprender y pensar en empresas sostenibles?

 

La sostenibilidad tiene dos maneras de verse: el tema que normalmente asociamos es la sostenibilidad ambiental y social, y la otra, que una compañía sea sostenible en el tiempo, tiene que ver definitivamente con que tenga resultados económicos que permitan esta sostenibilidad.

 

Esto último es porque tiene que ver con la recuperación de capital del inversionista. En ese sentido, ¿qué es lo que miran para elegir dónde o en quién invertir?

 

Invertir en startups y en emprendimientos es una actividad de alto riesgo. Hay inversiones mucho más seguras. Estas son inversiones en las que hay que estar acostumbrado a vivir en un poquito de incertidumbre. Algunas no van a funcionar, por diferentes temas, ya sea porque no van a ser capaces de levantar más rondas de inversión, porque los socios van a pelear, porque el mercado no los va a recibir tan bien como creían.

 

¿Cómo encuentran el balance entre asumir el riesgo y pensar que, eventualmente, puede funcionar?

 

Para mitigar ese riesgo hacemos muy buen due diligence, es decir, pedirles a los emprendedores que muy rápidamente consigan evidencias que nos permita a los inversionistas entender que, si bien hay riesgo, están haciendo todo lo posible para mitigarlos. Por eso lo más importante es que los emprendedores entiendan cuáles son sus riesgos y cómo los van a enfrentar.

 

¿En qué momento salta la alarma de cuando el riesgo es mayor a las posibilidades de éxito?

Si un emprendedor me dice a mí que no cree que tenga riesgos y que su éxito está asegurado, yo no invierto en ese emprendedor, porque hay que saber que hay riesgos, conocerlos y entender cómo se van a enfrentar.

 

Desde su experiencia como inversionista de empresas emergentes, ¿cuál es el perfil de las personas que están empujando hacia el emprendimiento?

 

En general, la gente joven emprende más, porque la gente joven tiene menos que perder y, de pronto, tiene una mayor ingenuidad, que es muy buena porque, así como se debe conocer los riesgos, también es bueno tener un poco más de optimismo para salir y enfrentarse a una tarea difícil, como es emprender o crear una propuesta de valor nueva en el mercado.

 

De todas maneras, hay mucha gente emprendiendo en todas las edades, porque la gente a veces se cansa de lo que venía haciendo o quiere aprovechar su conocimiento en lo que ha hecho toda su vida, y esa ventaja competitiva por conocimientos o contactos hace que en muchos casos también sea muy exitosa.

 

Usted me habla desde una perspectiva latinoamericana, pero ¿cómo se encuentra Guatemala en este contexto?

 

En Guatemala, como pasa en muchos países de nuestra región, hay un tema de resiliencia porque nos ha tocado difícil y nos ha tocado, como decimos en Colombia, rebuscárnosla, lo que hace que la gente sea más emprendedora y no esté esperando que alguien le resuelva, sino que salgan ellos por su propia cuenta resolver. Eso pasa también en muchos países. Yo creo que es esa creatividad y esa necesidad de buscarse la vida hace que seamos más emprendedores. Lo he visto también en Guatemala.

 

Frente a esa realidad, ¿cuál es el estado de las ventanas de inversiones en el ecosistema emprendedor?

 

Lo que he escuchado estos días es que en Guatemala aún son pocos los fondos de inversiones. El ecosistema está todavía muy naciente aquí, comparado con Colombia, donde ya llevamos un camino más recorrido. Definitivamente, para que haya una manera estructurada de invertir en emprendimientos, tienen que darse muchas alianzas.

 

¿Qué tipo de alianzas?

 

El sector privado, el educativo y el Gobierno se tienen que sentar en la misma mesa para generar esos espacios. Yo creo que aquí, como en la mayoría del mundo, el problema no es falta de recursos, sino de poder tener una estructura clara de dónde invertir esos recursos, porque nadie le gusta perder plata. Nadie va a llegar a invertir solo por amor al arte, sino que se invierte sabiendo que se tienen altas posibilidades de retorno.

 

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