Rechazo
Las reacciones a la propuesta de Pérez Molina llegaron más de afuera que de adentro. Las pocas voces de expertos y las esferas políticas guatemaltecas calificaron la intención del mandatario de distractor, pues surgió al mismo tiempo que se aprobaba en tiempo récord la ley de actualización tributaria en el Congreso.
Estados Unidos, el mayor mercado de drogas en el mundo y cuyo gobierno encabeza la guerra internacional contra el narcotráfico, fue el primer país en responder al día siguiente, por medio de un comunicado de su embajada: “Si las drogas fueran descriminalizadas, mañana en Centroamérica, las organizaciones criminales transnacionales y las pandillas continuarían involucrándose en actividades ilícitas”.
También la secretaria de Estado de EE. UU., Hillary Clinton, abrió las puertas al canciller Harold Caballeros el 21 de febrero último, y este le planteó la propuesta de Pérez Molina, además de asuntos migratorios.
Seis días después arribó a Guatemala Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, quien reiteró su rechazo a la despenalización y firmó convenios de cooperación.
Entretanto, la vicepresidenta Roxana Baldetti hizo una gira por Centroamérica para presentar la iniciativa a los presidentes de la región, pero la reacción general fue de rechazo, aunque se mostraron anuentes a escuchar propuestas.
El caso más emblemático fue el del presidente salvadoreño, Francisco Funes, que en una primera declaración, el 13 de febrero, dio a entender que podría aceptar discutir la propuesta, pero a las pocas horas se retractó, añadiendo que no comparte la idea de despenalización, postura que ratificó ayer con su ausencia al llamado a debatir hecho por Pérez Molina.
El vicegobernante de Estados Unidos, Joseph Biden, participó en Honduras, el 6 de marzo, en una cumbre con los presidentes del Istmo, y allí no mencionó el tema de la legalización de las drogas, aunque reiteró el compromiso de gestionar recursos para la seguridad del área.
Fue en esta ocasión que se acordó la reunión entre mandatarios centroamericanos que tuvo lugar ayer.
Otra figura fuerte
Esta semana se espera la llegada al país de William Brownfield, secretario de Estado adjunto de Estados Unidos, en una visita para discutir sobre la estrategia regional de seguridad, impulsada por ese país, la cual dista dé cualquier idea de legalización de la droga.
“A la política nacional norteamericana le importa más el Oriente Medio, Europa, Rusia, Japón. Ahora, ¿por qué es que vienen? Claro, porque entramos al campo de sus intereses. Estados Unidos es de los países con mayor consumo”, comentó el politólogo Héctor Rosada Granados, al buscar las razones de tantas visitas de funcionarios de alto nivel.
En desacuerdo
Además de Estados Unidos, Rusia e instancias de la Organización de las Naciones Unidas han señalado que la legalización no es buena idea.
El Salvador, Panamá y Nicaragua también adelantaron su postura en contra, con argumentos de que esa medida convertiría a Centroamérica en un “paraíso de consumo”.
“Es algo que debe meditar el presidente. Es mucho más difícil el camino, pero debe centrarse en el bien común de los habitantes”, opina Lorena Escobar, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes).
En diferentes formas y con distintas estrategias, algunos países han legalizado algunas drogas, entre estos Portugal, Argentina, Brasil, Bolivia, Países Bajos, Canadá y Uruguay, pero de la mano de políticas encaminadas a reducir el consumo.