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Coronavirus: El hombre que el covid-19 le hizo perder todo, menos la salud

La estigmatización y discriminación a las personas sobrevivientes del covid-19 existe, incluso en el propio círculo familias. Este es el caso de Juan Carlos y como sobrevivió a la infección pero se quedó sin nada.

Aunque Guatemala convive con el virus del covid-19 dese hace más de un año, la estigmatización a los pacientes es real. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Aunque Guatemala convive con el virus del covid-19 dese hace más de un año, la estigmatización a los pacientes es real. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

El covid-19 cambió la forma en que vivimos, impactó en las relaciones personales y, más allá de las secuelas físicas de la enfermedad, muchos sobrevivientes también han tenido que enfrentarse a la estigmatización, incluso de su propia familia.

Este es el caso de Juan Carlos, que, a sus 51 años, ya superó la enfermedad, pero su vida no es la de antes.

Es ingeniero mecánico, y hace 124 días dio positivo al covid-19. Después de haberle informado a su esposa de los resultados de su prueba, fue abandonado en la casa de sus padres por su pareja y sus suegros. Para su recuperación, gastó alrededor de Q14 mil. Luchó por superar la enfermedad, y ahora lo hace por recuperar la vida que llevaba antes de que el covid-19 llegó a su hogar.

“Antes de que me diera la enfermedad, tenía una relación muy bonita con mi esposa y mi hijo. Una relación sin golpes, sin engaños, sin malas palabras; una relación muy bonita”, cuenta.

Contagio, el inicio

Para aumentar los ingresos, abrió una venta y compra de café en el oriente del país, por lo que sostenía bastante contacto con personas. Sospecha que en ese vaivén contrajo el coronavirus.

“Mi esposa y mi suegra, al saber que no estaban enfermas, se enojaron mucho. Se fueron de la casa. A mí me dejaron con mis papás para que pasara mi enfermedad. Cuando lo supe, solo pedí que me dieran ropa de la casa; ni siquiera volví a entrar. Me aísle, para cuidar a la familia”, relata.

En ese momento, Juan Carlos no tenía ningún protocolo para aplicar con su familia en caso de que alguien diera positivo, por lo que fue muy complicado comprender qué era lo que debían hacer y cuáles riesgos corrían. “Estaba muy enfermo cuando mi esposa me dejó. Tuve que luchar con la enfermedad y con la pérdida de mi familia al mismo tiempo. Sin exagerar, casi me cuesta la vida. Dos luchas al mismo tiempo fue algo muy pesado para mí”, afirma.

¿Qué más puede perder una persona?

A causa de su contagio casi muere, perdió su trabajo y su familia. Se quedó solo, bajo el cuidado de sus padres, adultos de la tercera edad, por lo que contrató a una facultativa que viajaba al menos por dos horas, un día sí y otro no, para monitorear su estado de salud.

“Aunque uno quede vivo, se puede perder todo. ¿No sé qué más puede perder un hombre? Tal vez salud, pero quedé bien; algunas secuelas, pero no más. Hay mucho rechazo de la gente después de que uno se enferma”, comenta.

La historia de Juan Carlos ilustra la situación que han afrontado varias familias en todo el mundo. Mientras transcurrían los últimos días de su enfermedad, empezó a buscar más información sobre el covid-19 en internet, y llegó al sitio poscovid de la Organización de Estados Americanos (OEA), en donde compartió su difícil experiencia.

“Ahí lo invitan a uno a foros, pláticas. Es muy poco tiempo que ha pasado; entonces, solo encontrará la historia. Estamos hablando con un grupo de un plan de acción que deben tener las familias de cuando un miembro se enferma, para que no lo agarren totalmente desprevenidos o ignorantes”, explica.

Añade que antes de padecer el covid-19 se ignora de los daños colaterales que ocasiona en la vida, porque los pacientes pueden salvarse, pero quedarse sin familia, sin trabajo, sin hogar. Para Juan Carlos, la clave es seguir todas las medidas de prevención, como el uso obligatorio de las mascarillas y el distanciamiento social.

Los contagios en el país se han incrementado y el plan de vacunación contra el covid no avanza como lo había previsto el Ministerio de Salud. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Estigmatización

La estigmatización por un brote epidémico significa que las personas sean etiquetadas, estereotipadas o se le discrimine debido a una percibida conexión con la enfermedad del coronavirus, explica un estudio sobre el tema firmado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Entre las causas que originan ese rechazo a las personas que han estado contagiadas, explica el estudio de Unicef, se debe principalmente a que es un virus nuevo y la poca información que se pueda tener sobre este genera miedo.

“Es comprensible que la población sienta confusión, ansiedad y miedo. Desafortunadamente, estos factores también están contribuyendo a alimentar estereotipos dañinos”, cita el informe.

Para el antropólogo Ricardo Sáenz de Tejada, la pandemia afectó de forma directa e indirecta a la humanidad, una situación que no había ocurrido antes ni con las guerras mundiales ni con las catástrofes.

El caso de Juan Carlos ilustra centenares e incluso miles de situaciones de personas que fueron afectadas en su vida y familia por la pandemia, opina Sáenz de Tejada. Además, resalta que el nuevo coronavirus exacerbó las desigualdades en los países, es decir no es lo mismo contagiarse en Estados Unidos o Alemania que en Guatemala.

“En el interior de los países –la provincia–, las personas más vulnerables fueron más afectadas que las que tenían algún tipo de recurso”, reconoce el antropólogo.

Agrega: “La lección que nos deja el covid-19 y esta historia —la de Juan Carlos— es que necesitamos salud pública y protección social universal, es decir, para todas y todos, y de alta calidad. De tal suerte que una enfermedad, un accidente o una pérdida de empleo no se traduzcan en empobrecimiento de familias completas”, señala de Tejada.

De esta cuenta, la Organización de Estados Americanos (OEA), consciente del problema, también puso a disposición de cualquier persona el portal poscovid-19, donde se pueden abrir foros virtuales y consultas directas sobre alguna vulneración de derechos humanos, por ejemplo.

“Con esta herramienta, abrimos el debate a los pueblos de las Américas: ¿qué debemos hacer como países y como sociedades para aportar a la construcción del futuro que vendrá?”, señala la OEA.

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