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Dulces días de la feria

Familias de Comalapa fabrican golosinas típicas. Algunas de las delicias azucaradas del país están en peligro.

Venta de dulces tipicos de Guatemala. (Foto Prensa Libre: Paulo Raquec)

Venta de dulces tipicos de Guatemala. (Foto Prensa Libre: Paulo Raquec)

Glendy Sotz y su familia, de San Juan Comalapa, Chimaltenango, al igual que muchos de sus vecinos, son productores y distribuidores de dulces en la feria de Jocotenango, en la Ciudad de Guatemala, y gran parte de las que se celebran en la provincia.

Los hermanos Sotz colocaron su puesto en la feria de Chimaltenango, en julio pasado, y unos días después arribaron a la capital.

Desde que la feria comenzó, duermen en su pequeño puesto. “Así toca siempre, a cualquier lugar a donde vamos”, comentó Sotz. La mayoría de los comerciantes de dulces son adultos. Los niños se quedan en el pueblo al cuidado de otros familiares, para que asistan a la escuela.

La próxima parada de los Sotz será Sumpango, Sacatepéquez, el 28 de agosto.

Después de esa feria la familia debe preparar una gran provisión de rosquitas y esperar que los vendedores de cocadas y colochos —estos últimos los encargan en Mixco— los abastezcan antes de partir a Tecpán Guatemala, Chimaltenango, para la fiesta titular, el 4 de octubre.

El reino del anisillo

Lo que nunca falta en un puesto de vendedores de dulces de San Juan Comalapa son los anisillos.

En la referida localidad, las familias también enseñan a los pequeños a preparar la masa de las rosquillas con harina, manteca, azúcar y achiote, que les da su tradicional color naranja, entre otros ingredientes.

Los niños también se encargan de pelar el coco, esencial del popular dulce. Es de esa manera como han preservado la tradición durante décadas.

En otra de las ventas instaladas en la feria de la capital, Faustina Sotz se apresura a colocar melcochas, camotes, higos, pepitorias, colochos, dulces de chocolate y quiebradientes, parte de la extensa variedad que ofrece.

Según Sotz, las plazas más concurridas son las de Mixco, en enero; San José Pinula, en marzo; Semana Santa, en la Plaza de la Constitución; Amatitlán, en mayo, y Tecpán Guatemala, en octubre. Hace cuentas de que aproximadamente seis meses, aunque no consecutivos, pasa fuera de su casa.

Eduardo Cum, hijo de Sotz, afirma que de los ocho hermanos, dos elaboran y venden dulces.

“En Comalapa, la mitad son campesinos y la otra hacen dulces”, aseguró Timotea Coyón, dueña de otro puesto. Durante la feria de Jocotenango calcula que vende casi 15 quintales de rosquitas —una bolsa de ocho cuesta Q5—.

Dulces que nadie pide

Hugo Leonel Catú lamenta que los matagusanos —que se hacen con las cáscaras y la pulpa de naranjas agrias—, las naranjas en miel y la chancaca ya no sean del gusto de los compradores. “La gente ya no las pide”, afirmó.

“En Guatemala, el arte de hacer dulces se creó en la Colonia, a partir del año 1524”, y se agrega la fuerte influencia árabe, según La cocina guatemalteca, de Luis Villar.

De Antigua Guatemala la tradición pasó a la Nueva Guatemala de la Asunción, Quetzaltenango, Cobán, Esquipulas, Amatitlán y San Martín Jilotepeque, Chimaltenango.

Dulce de coco

La elaboración del dulce de coco data de la época colonial.
Se utiliza coco rallado, leche de coco, azúcar, canela y ralladura de limón.
Los ingredientes se cocinan por 40 minutos, se dejan enfriar y se cortan.
Son muy populares en las fiestas patronales y ferias.

De guayaba

Los colochos de guayaba son populares en Mixco.
Su fabricación comenzó como una jalea.
Se evapora hasta poder moldearse y se espolvorea azúcar sobre una tabla.
Se cortan en tiras largas, que se enrollan hasta formar los colochos.

Pepitoria

Amatitlán se caracteriza por la fabricación de este dulce.
Se consume tostada o molida.
El mazapán de Amatitlán se prepara con semillas de pepitoria, arroz y azúcar.
Ocupan un lugar importante junto a los dulces de semilla de ajonjolí y bledo.

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