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El fantasma de la migración se asoma a áreas afectadas por tormentas

Alcaldes dicen que viviendas, escuelas y puestos de salud siguen sin ser reconstruidas por el gobierno.

Los habitantes que han comenzado a regresar no tienen servicios de salud pues las instalaciones que se destinaban para eso están inservibles. Foto: Juan Diego González

Centro de Salud de la aldea Campur, una de las más golpeadas por ETA e Iota. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Seis meses después del paso de las devastadoras tormentas Eta e Iota por Guatemala las comunidades afectadas tratan de sobrevivir. Pero con las cosechas perdidas, sin vivienda y en algunos casos sin infraestructura pública son pocas las alternativas para hacerlo.

Ante este panorama la migración se vuelve una consecuencia, como ha sido para miles de guatemaltecos que en un éxodo imparable siguen arriesgando todo al viajar hacia EE. UU.

Las tormentas empeoraron las condiciones de vida de las áreas afectadas, ya de por sí pobres y pobres extremas.

Una encuesta de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) efectuada en siete comunidades de tres de los municipios más afectados por Eta e Iota, señala que el 36 por ciento de las personas continúan en “situación de desplazamiento”; es decir, no han podido regresar a sus casas.

Además, debido a la falta de ingresos luego del paso de las tormentas, el 88% tomó alguna acción de emergencia, de estos el 39% optó por reducir el consumo de alimentos de sus familias y el 19% vendió algún activo.

Otros optaron por pedir apoyo a familiares y amigos dentro y fuera del país o recibir alguna ayuda de oenegés, fundaciones o iglesias.

La situación es apremiante, de acuerdo con el estudio. El 70% de los encuestados respondió que no tenía ninguna ocupación, ni empleo ni negocio propio. De esa cuenta, la posibilidad de que intenten migrar es mayor.

Vista aérea de la aldea Campur, San Pedro Carchá, una de las más golpeadas por las tormentas. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

De hecho, la encuesta revela que uno de cada cuatro hogares reporta tener al menos un familiar en el extranjero y que una de cada 10 personas estaría dispuesta a migrar en los próximos meses; de estos, el 26% respondió que lo haría debido a los desastres naturales.

Mucha gente ya está migrando. Una comisión del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) que visitó albergues para migrantes en México reportó que “muchísimas” familias que habían salido de Guatemala y Honduras lo hicieron porque se habían quedado sin nada debido a Eta e Iota.

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Después de las tormentas la migración de guatemaltecos ha aumentado paulatinamente. Desde entonces hasta abril pasado, la Patrulla Fronteriza de EE. UU. reportó 128 mil 441 procesos de aprehensión de connacionales que llegaron a la frontera sur. El pico fue en marzo con 34 mil 61.

Este aumento puede verse influido por miles de personas de las áreas que resultaron seriamente afectadas por las tormentas. Según datos oficiales, Eta e Iota dejaron en problemas por la pérdida de sus cultivos a 204 mil 500 familias, principalmente en el área rural.

Necesitan ayuda

Alcaldes consultados confirman que las familias siguen con problemas a raíz del desastre, aún esperan la construcción de sus viviendas ofrecidas por el Gobierno; además, hay múltiples escuelas y centros de Salud, así como carreteras que siguen destruidas o con daños.

Miles de familias perdieron sus cultivos por las tormentas y ahora podrían intentar migrar hacia EE. UU. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

“Solo ofrecimientos nos han hecho, pero no ha habido casi nada”, dice Winter Coc, alcalde de San Pedro Carchá, Alta Verapaz.

El jefe edil dice que el apoyo gubernamental se ha limitado a 83 horas de maquinaria para despejar caminos en los días posteriores al paso de las tormentas y a la recopilación de los datos de 203 personas de la aldea Campur a quienes les ofrecieron construirles sus viviendas, aunque a la fecha ni siquiera han llevado los materiales.

“La gente la está pasando muy difícil, no tienen trabajo, ni siembras porque el cardamomo, café, achiote, frijol, maíz… todo se les perdió. Nosotros —la Municipalidad— en su momento les dimos alimentos, pero ya no tenemos nada”, añadió Coc. Aparte de Campur, las aldeas Sesajal y Chibut son las que más problemas enfrentan en ese municipio.

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Además de las viviendas, señaló Coc, 71 escuelas no han sido reparadas, así como unos 25 centros de Salud. Por si eso fuera poco, el 90 por ciento de las carreteras de San Pedro Carchá continúa con daños.

Migración

Coc expuso que “hay muchos que están viajando” a EE. UU. a raíz de que lo perdieron todo con el paso de las tormentas, por lo que pide al gobierno de ese país, así como al de Canadá que puedan otorgar visas de trabajo, aunque sea por seis meses “para que la gente pueda recuperar algo de lo que perdieron”.

Brigadas buscan a personas en el deslave en aldea Chibal, San Pedro Soloma, Huehuetenango. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Esta situación también se repite en Cuilco, Huehuetenango, otro municipio seriamente afectado.

El alcalde Manrique Gálvez dijo que muchos pobladores han emprendido el viaje al norte en busca de “sobrevivir” a la catástrofe que dejaron Eta e Iota, pero también por otros fenómenos naturales que han golpeado al municipio en años pasados, pero que nunca fueron atendidos por el Gobierno.

“Y la migración podría aumentar. Mucha gente está viajando desde las áreas donde los cultivos fueron muy afectados, principalmente los de café”, precisó Gálvez.

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En Cuilco se han rehabilitado las carreteras, se “desenterraron” algunas casas y se restableció el servicio de agua entubada, pero, al igual que en San Pedro Carcha, mucha gente está a la espera de una vivienda “que supuestamente el Gobierno iba a dar, pero que no se sabe qué va a pasar”, añadió el jefe edil.

“No se ha visto ninguna ayuda. Han venido a hablar con la gente a ver cuáles son sus necesidades por pérdidas de cultivos, pero no han hecho mayor cosa”, subrayó. También clamó por la reparación de la escuela y un centro de Salud que fueron destruidos por las tormentas.

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Lenta ejecución

Mientras tanto, los programas para la atención de las tormentas muestran una baja ejecución presupuestaria, según datos del Sistema de Contabilidad Integrada Gubernamental.

El 2020 fue uno de los años más lluviosos de la historia del país. Morales, Izabal, en los días más trágicos de la tormenta tropical Eta. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Al Ministerio de Desarrollo Social se le asignaron Q14.6 millones de los cuales ha ejecutado solo el 4.11%. Al de Agricultura, Q26.2 millones; de estos, el año pasado ejecutó el 16.73%. Al Ministerio de Comunicaciones se le asignaron Q81.9 millones de los cuales hasta la fecha no ha gastado un centavo.

La secretaria de Comunicación Social de la Presidencia, Patricia Letona, expuso que el plan de reconstrucción avanza y que, en el caso de las viviendas, lo que sucede es que está pendiente de finiquitarse lo relacionado a la certeza jurídica de los terrenos.

Además, explicó que el Gobierno pidió a los alcaldes que localizaran áreas que no fueran vulnerables a desastres naturales.

“El gobierno no puede construir ninguna obra pública si el terreno no cumple las normas técnicas ni tiene certeza jurídica”, aseveró la funcionaria, quien dijo que ya hay un inventario de las viviendas que deben ser construidas y los módulos listos para ser instalados, pero se necesita tener la certeza de la tierra.

Respecto a las escuelas, indicó que de 400 que se identificaron con daños “un bueno número se ha reconstruido o recuperado”, pero que no puede repararse “todas de un solo”. Igual explicación ofreció con los centros de Salud dañados.

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