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En medio de la pandemia buscan a niños para rescatarlos de la desnutrición aguda

Tenía un año y la báscula marcaba 9 lb, su peso era el de un niño de 3 meses, presentaba un cuadro severo de desnutrición aguda, su condición estaba relacionada con una afección cardiaca, era necesario que recibiera tratamiento cuanto antes, pues su vida corría peligro.

En el Centro de Recuperación Nutricional San Antonio de Padua, en Antigua Guatemala, se atiende a niños menores de cinco años de todo el país. (Foto Prensa Libre: Cortesía  Obras Sociales del Santo Hermano Pedro)

En el Centro de Recuperación Nutricional San Antonio de Padua, en Antigua Guatemala, se atiende a niños menores de cinco años de todo el país. (Foto Prensa Libre: Cortesía Obras Sociales del Santo Hermano Pedro)

El pequeño ingresó al Centro de Recuperación San Antonio de Padua, en Antigua Guatemala, Sacatepéquez, el 4 abril de 2019. Recibió medicamentos, alimentos y fue sometido a una operación del corazón. Ahora tiene dos años y cuatro meses, y comienza a dar sus primeros pasos. Pronto le darán de alta y volverá con su familia a Suchitepéquez, uno de los departamentos con las cifras más altas de desnutrición aguda del país.

Cada mes en el centro se atiende en promedio a 25 niños, ese es el número de cunas disponible para recibir a menores de cinco años que padecen desnutrición aguda y provienen de familias de escasos recursos. Llegan de todo el país, pero los casos recientes son de Petén, Sololá, Baja Verapaz, Alta Verapaz, Suchitepéquez y de Escuintla. La atención que reciben es gratuita.

“Tenemos consulta de Pediatría, entonces, los padres traen a sus hijos y ahí los identificamos. Como saben que este es un centro de recuperación también se comunican con nosotros, principalmente son los centros de salud, que ya tienen localizados a los niños, los que nos contactan para recibirlos y darles el tratamiento”, menciona Bertha María Juárez, quien desde hace 18 años es la nutricionista y la coordinadora del lugar.

Durante los últimos meses, la institución tuvo que limitar la atención a los pequeños pacientes como medida de prevención ante el contagio del covid-19. Hace unas semanas volvió a abrir sus puertas para atender casos de desnutrición aguda, y anda en busca de niños con esta condición para darles tratamiento, pues la pandemia ha incrementado los casos en el país.

La falta de acceso a los servicios de salud, así como la escasez de alimentos que golpea a los hogares rurales provoca que más infantes se enfrenten a esta situación. Al 25 de julio, el Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Siinsan) reportó 19 mil 375 casos de niños menores de cinco años con desnutrición aguda, un incremento del 88.4% comparado con el mismo período del año anterior. Doce habían fallecido.

En el centro también se atiende a niños que además de tener serios problemas con el peso tienen alguna otra afección, como labio leporino y paladar hendido, parálisis cerebral, síndrome de Down o problemas cardíacos, que les impide tener un desarrollo óptimo para su edad.

En el centro, los niños reciben atención integral para su pronta recuperación. (Foto Prensa Libre: Cortesía Obras Sociales del Santo Hermano Pedro)

 

Para muchas madres de escasos recursos es difícil atender a sus hijos con alguna de estas condiciones, pues necesitan un cuidado especial, medicamentos y exámenes médicos que no pueden costear.

“Si no tienen acceso a los alimentos o no saben cómo alimentarlos, los niños pueden llegar a tener desnutrición aguda”, dice Juárez, que junto al equipo del Centro de Recuperación San Antonio de Padua, se ocupa de la recuperación de los niños e instruye a las madres para que sigan con los cuidados en casa.

El año pasado la institución atendió a 331 niños, la mayoría originarios de Suchitepéquez y Escuintla.

 

Manos a la obra

Al llegar al centro los niños pasan por una revisión con el pediatra, en la que se evalúa el peso y la talla para establecer la severidad del cuatro de desnutrición. Si tuviera alguna otra afección reciben una atención especial.

Por la pandemia del covid-19 se acondicionó un lugar en donde los niños y sus padres son acogidos por unos siete días, allí comen y duerme.  Durante este tiempo se les realiza una prueba de hisopado para establecer si no tienen el virus, si es negativa, el pequeño paciente pasa a la sala general con el resto de infantes, en donde un grupo de enfermeras se encarga de su cuidado. El chequeo médico y nutricional es constante durante el lapso que dure la recuperación.

Juárez menciona que establecieron este protocolo para evitar que los demás niños que están internados se contagien con el nuevo coronavirus. Actualmente hay 11 pacientes, y están a la espera que lleguen más para ocupar las 25 cunas que tienen disponibles.

Durante el tiempo de la recuperación los niños permanecen al cuidado del equipo de enfermería y médicos que los supervisa las 24 horas, y los padres vuelven a casa, pero antes reciben atención psicológica y consejería para garantizar que los menores volverán a un ambiente seguro.

El centro también tiene servicio de fisioterapia, neurología, cardiología y gastroenterología.

“Los niños que no tienen una afección adicional a la desnutrición aguda puede recuperarse en dos o tres meses, de lo contrario el proceso es más largo, seis u ocho meses, incluso, tenemos casos que cumplen un año de estar acá”, comenta la nutricionista.

Cuando los menores están restablecidos vuelven a sus hogares, pero deben regresar periódicamente al centro para darles seguimiento y continuar con la capacitación de los padres de familia, a quienes también se les apoya con víveres para continuar la adecuada alimentación de sus hijos en casa.

El Centro de Recuperación San Antonio de Padua es parte de las Obras Sociales del Santo Hermano Pedro, y de acuerdo con Gabriela de Chavarría, coordinadora del departamento de Comunicación, fue fundado hace 34 años. Comenzó a funcionar con aportes de un grupo de personas cuya intención era apoyar en la recuperación de niños con desnutrición aguda de familias en situación de pobreza. Durante este tiempo han ayudado en el restablecimiento de más de mil menores provenientes de los 22 departamentos del país.

Actualmente, la institución recibe un aporte anual del Gobierno para trabajar, sin embargo, no es suficiente para cubrir el programa y la atención a los pacientes de manera gratuita, una de las formas para agenciarse de fondos es la venta de números en la rifa Un millón de amigos, que se realizará en septiembre próximo.

 

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.