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De acuerdo con la agencia EFE, esta festividad fue instituida por el papa Urbano IV en 1264, debido al llamado “milagro de Bolsena”.
Este ocurrió cuando en en 1263, un sacerdote bohemio, Pedro de Praga, se dirigía hacia Roma cuando se detuvo en la cercana localidad de Bolsena para oficiar misa. El religioso dudaba de la presencia real de Cristo en la Eucaristía y pidió a Dios una “señal”.
De manera imprevista, según la tradición católica, algunas gotas de sangre salieron de la hostia consagrada, cayendo sobre el corporal, el lienzo que se extiende en el altar, encima del ara, para poner sobre él la hostia y el cáliz.
La tela se guarda en la catedral de Orvieto, en el centro de Italia.
El papa Francisco celebró este domingo la misa del Corpus Christi en el barrio romano de Casal Bertone.
El Pontífice cargó contra la arrogancia, la ira y la ambición, y animó a las personas a compartir con los demás: “Es triste ver con qué facilidad hoy se maldice, se desprecia, se insulta. Presos de un excesivo arrebato, no se consigue aguantar y se descarga la ira con cualquiera y por cualquier cosa”, lamentó Francisco.
El pontífice argentino criticó que, “a menudo, por desgracia, el que grita más y con más fuerza, el que está más enfadado, parece que tiene razón y recibe la aprobación de los demás”, y pidió que las personas no se dejen “contagiar por la arrogancia” y las lamentaciones.
Jorge Bergoglio también observó que las personas siempre buscan “aumentar las ganancias” y preguntó cuál es el propósito: “¿Dar o tener? ¿Compartir o acumular?”.
Por eso, frente a la arrogancia, el egoísmo, la ira y la ambición, Bergoglio apostó por la necesidad de que los seres humanos practiquen dos verbos “esenciales para la vida de cada día: decir y dar”.
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