En la capital se tienen registrados cerca de 250 asentamientos humanos y 400 en el departamento de Guatemala, todos con un alto grado de vulnerabilidad.
Áreas recurrentes en los últimos años siguen sin atención de mitigación en las zonas 5, 6, 7, 11 y 18, además de Mixco y Villa Nueva, que también tiene lugares en alto riesgo.
“No podemos hacer nada, porque no tenemos a dónde ir. Aquí tenemos fe en, que al igual que otros inviernos, no nos pasará nada”, dijo María Gutiérrez, vecina de la colonia Santo Domingo, zona 5 capitalina.
Igual de vulnerables se encuentran los asentamientos en los alrededores del puente Martín Prado Vélez, zona 7, donde ya se han reportado leves deslizamientos de tierra.
“Una parte, hasta abajo, ya se ha caído y por eso se tuvo que correr un poco unas covachas para que no quedarán en la orilla —del barranco—”, relató Maritza Herrera, residente del sector.
Según Amanda Morán, experta del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (Ceur) de la Universidad de San Carlos, hace falta, además de inversión en trabajos de mitigación, políticas de vivienda en el país, a fin de evitar que aumenten las áreas ocupadas por asentamientos habitacionales.
“Las políticas se tendrían que dirigir, si no a vivienda por falta de recursos, a un suelo seguro y que sea accesible a la población”, expuso Morán.
Los asentamientos humanos también existen en otros departamentos como Quetzaltenango, Mazatenango y Escuintla.
Datos del Ceur fijan una cifra de hasta 800 asentamientos en todo el país, donde viven hasta dos millones de personas.
“Todos con algún tipo de riesgo, ninguno está seguro. Algunos han disminuido esas condiciones haciendo obras de mitigación, pero generalmente todos tienen algún tipo de riesgo”, indicó Morán.
Medidas
La Municipalidad tiene registro de 232 asentamientos en la capital, y de acuerdo con el vocero de la comuna, Carlos Sandoval, se trabaja para evitar desastres.
Afirmó: “La Municipalidad podría habilitar, si fuera necesario, 50 albergues; dos por zona, y en algunas como la 7 y 18, más de dos, por ser áreas difíciles”.
Los lugares ya definidos que pueden funcionar como albergues incluyen salones municipales, comunales y algunas iglesias que cada año ponen a disposición de la Municipalidad los inmuebles.
David de León, vocero de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, aseguró que se ha establecido una línea de comunicación a través de coordinadoras locales, para responder en momentos de desastres.
“Es un problema complejo y lo que se hace es que sean conscientes de que el lugar que habitan es de riesgo; además, se trabaja en la mitigación de áreas identificadas”, explicó De León.
Sandoval afirmó que durante todo el año se da mantenimiento a una red de 40 mil alcantarillas en la capital, con 42 frentes de trabajo, para evitar inundaciones.