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Eric Vonn: “La vida es una telenovela”

Un escritor trabaja febrilmente junto al lecho de su madre gravemente enferma. Está angustiado, pero busca sacar fuerza para terminar el trabajo. Parece la escena de una telenovela, pero fue lo que le tocó vivir una vez a Eric Vonn, guionista guatemalteco con una carrera de 30 años como autor de dramas seriados televisivos.

El escritor guatemalteco Eric Vonn, en la entrevista con Prensa Libre. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

El escritor guatemalteco Eric Vonn, en la entrevista con Prensa Libre. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

Ha creado más de 25 telenovelas con cadenas internacionales como Televisa y TV Azteca, en México, y con Telemundo, en EE. UU., muchas de las cuales han tenido versiones en India, Turquía, China e Israel.

Eric era un actor con una carrera ascendente en México, en la década de 1980, pero una sordera a causa de una enfermedad truncó aquel sueño. Pero, como él mismo dice: “Si la vida te da limones, fabrica limonada y véndela”.

Hoy, su éxito es indiscutible. Estuvo en Guatemala hace poco y aceptó hablar de su propio personaje, que escribe día a día.

¿Cómo se alimentan las historias que crea?

No sé sinceramente. Van saliendo espontáneamente. De alguna manera es la gente que uno ha conocido la que nos da claves.

El género de la telenovela es señalado de crear estereotipos. ¿Qué piensa sobre eso?

Yo nunca he hecho telenovelas típicas. No he tomado el modelo de la sirvienta que se enamora del patrón; no, al contrario. Tomo historias normales, más al estilo de las teleseries estadounidenses, gente con vivencias rutinarias.

¿Cómo mantener la atención del público por meses?

Que pasen cosas que sorprendan a la gente.

¿Eso está en manos del autor o de la producción?

El autor es quien manda. La producción lleva a la vida real el libreto, pero lo más importante siempre es el libreto.

No hay nadie que pueda trabajar sin un libreto. No hay personaje protagónico ni escena a dirigir, ni proyecto viable sin que haya un autor.

¿Cuál fue su primera novela?

La primera se llamó Cicatrices del alma, en 1986, para Televisa. Hubo un concurso de guiones. Yo, en realidad, lo que estaba haciendo era actuar en teatro, y quería pasar a la televisión, pero tuve problemas de oído y eso me impidió seguir actuando.

Empecé a buscar entretención y la encontré escribiendo.

¿Y ganó el concurso?

No, no fue la ganadora. Pero sí la produjeron y tuvo más éxito televisivo que la que había ganado. Eso fue divertido.

¿Y ahí empezó eso de trazar una forma diferente de hacer telenovelas?

Yo no sé. Solo sentí que quería escribir historias y así surgió la segunda novela: Amor en Silencio, que tuvo mucho éxito.

Era la historia de un muchacho sordo que encuentra el amor. La empresa no quería hacerla porque me decían: ¿cómo va a ser que el galán de la historia sea sordomudo? Eso ya era una transgresión.

Y luego, ¿cómo va a ser que maten a los protagonistas a la mitad de la historia? Pero la productora, Carla Estrada, creía en la historia y la apoyó. El señor Emilio Azcárraga, el presidente de Televisa, le dijo: si esto no funciona los echo a los dos. Pero funcionó. Fue un exitazo.

¿Ese personaje sordo era una proyección de su condición?

Conocía bien cómo era el proceso de enfrentar una sordera y cómo funciona, cómo piensa y siente una persona con discapacidad auditiva; los exámenes que se hacen, la angustia, el deseo de volver a escuchar.

Y en su caso, ¿cómo recuperó la audición?

Gracias a la tecnología. Fue duro vivir en un mundo de silencio, pero gracias a un implante fue posible recuperar la capacidad de oír. Al comienzo era malo el sonido, pero ahora, con los avances, tengo un oído casi normal.

¿Y cómo describe la experiencia de volver a oír?

Yo estuve cuatro años sordo. Fue increíble. Es como volver a nacer.

¿Eso fue a causa de un accidente?

Fue por una infección de un virus, una meningitis. Tenía 26 años.

¿Qué fue lo más difícil en aquel momento?

Siempre he creído que si la vida te da limones, haz limonada y véndela. Adaptarme fue el objetivo que me tracé. Aprender mientras podía escuchar para hacer frente a mi nueva condición.

¿Le preocupa la audiencia al escribir, o bien es más una introspección?

Desde luego que pienso en el público, porque es para quien trabajo. No escribo para mí mismo. Pero, eso sí, cuando uno se entretiene, se divierte, se emociona con lo que le ocurre a los personajes; la historia fluye mejor.

¿Cuál es su novela consentida?

Siempre es la nueva, la que viene.

Un buen consejo que le hayan dado en la vida

Vive y deja vivir. Hay un dicho mexicano que dice: no hay cosa mas buena ni más sana que hacer lo que te da la regalada gana —risas—.

Eric Vonn, guatemalteco, lleva 30 años de crear telenovelas, varias traducidas a otros idiomas.

Era actor de teatro y TV, pero una sordera a los 26 años lo llevó a empezar a escribir guiones.

Entre sus series más famosas están: Amor en silencio, Mi segunda madre, La Chacala, El Candidato, Tierra de Pasiones, A que no me dejas.

¿Cómo ves a Guatemala?

Estoy regresando y es otro país. Pero quisiera volver a vivir acá, porque está aquí la familia, los amigos. Es el lugar a donde pertenezco.

¿Cuál es la clave para enfrentar el éxito?

No pensar la vida en términos de éxito o fracaso, sino siempre poner el mejor esfuerzo en todo lo que se haga.

¿Alguna vez te gustaría trabajar algo en Guatemala?

Siempre he estado pensando en la posibilidad de producir una serie con canales locales. Si Colombia lo logró hacer, si Turquía lo hizo con éxito en el mundo, ¿por qué aquí no, si hay estupendos actores y talento? Lo que cuesta es conseguir el patrocinio.

¿Cuál es el defecto del guatemalteco?

Creo que el no creer en el talento de la gente del propio país. Porque instituciones de Gobierno deberían promover el talento. Las empresas privadas podrían invertir más en producción local.

¿Cuál es su nuevo proyecto?

Tengo una historia que se llama Sol de Medianoche, que sea con la que posiblemente siga.
Estoy definiendo cosas de trabajo a futuro. Creo que podría regresar a Televisa después de varios años con TV Azteca.

¿Dónde más se han producido sus series?

En la India, en Israel, en Portugal.

¿Qué se siente vivir de fabricar emociones?

Creo que soy muy afortunado porque hago lo que me gusta. Aunque este trabajo es muy demandante. Es tiempo de no moverse, vivir pensando en ese mundo de la historia… Es muy cansado. Yo, por ejemplo, cuando mi mamá estuvo muy enferma, casi en lecho de muerte, yo a la par tenía que estar escribiendo, porque se necesitaba material para grabar al día siguiente.

¿Cómo quiere ser recordado?

No me preocupa. Cuando nos vamos, nos vamos. Adiós.

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