Esto, más las políticas de confinamiento decretadas en buena parte de los países, incluyendo a Guatemala, aceleró el miedo entre las personas que se nutrían con información falsa, noticias alteradas y desinformación que usaron como autopista las redes sociales, sobre todo Whatsapp.
Los bulos sobre el coronavirus se han convertido en otra epidemia. La OMS calificó esa abundancia de información sin verificar y que altera los ánimos de las personas como “infodemia”, es decir, una manera de elevar el miedo o aprovecharse de la situación de alarma.
Estas son algunas de los bulos que más circularon por las redes y que fueron desmentidos en varias publicaciones de medios de comunicación. Prensa Libre lanzó en esta coyuntura su sección Verificamos para usted como un aporte a verificar la información falsa.
1. El dióxido de cloro no cura el covid-19
Un aparente científico alemán publicó un video donde aseguró que el dióxido de cloro era una fórmula efectiva para la cura de enfermedades, incluyendo el covid-19. Tal como funcionan los bulos, añadía que los gobiernos pretendían censurar el video. Algo que hizo que se difundiera rápidamente por el espacio digital.
La noticia fue falsa y publicaciones científicas desmintieron las afirmaciones al explicar que no existen evidencias sobre ello. La Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo en su momento que la vacuna estaba en fase de desarrollo, que no existían medicamentos, más que aquellos para atacar los síntomas. Entre los fármacos y tratamientos investigados no se incluye ni dióxido de cloro ni clorito de sodio.
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2. Desinformaciones que matan
Información falsa en las redes sociales indias hizo que personas bebieron orina de vaca o comieran estiércol para prevenir infecciones, mientras que en Arabia Saudita, la orina de camello con cal fue aclamada como una protección contra el coronavirus.
Los científicos también analizaron otros rumores, como comer ajo, usar calcetines calientes y esparcir grasa de ganso en el pecho, como tratamiento para el virus potencialmente fatal.
También se monitorean las teorías de la conspiración, como la noción de que es un arma biológica financiada por Bill Gates para aumentar las ventas de vacunas.
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3. Estigma a trabajadores de salud
El informe American Journal of Tropical Medicine and Hygiene analizó datos de 87 países en 25 idiomas y encontró que algunos ciudadanos y trabajadores de la salud asiáticos fueron estigmatizados repetidamente. Como resultado, se enfrentaron a un aumento del abuso verbal y físico.
“Durante la pandemia, ha habido repetidos relatos de agresión verbal y física contra personas de ascendencia asiática y aquellos involucrados en actividades de atención médica”, anotaron los investigadores. “Las personas estigmatizadas son vulnerables a la evasión o el rechazo social”.
Como resultado de sus hallazgos, los científicos instaron a los gobiernos y organizaciones internacionales a analizar mejor la difusión de noticias falsas. Les pidieron que “cooperen con las empresas de redes sociales para difundir información verificada y correcta”.
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4. China es el país que mejor gestionó la crisis
Nada más lejos de la realidad. Al inicio de la crisis, el Gobierno chino, para “salvaguardar la seguridad del Estado”, decidió ocultar la información y castigar a quienes hablaban del covid-19, haciendo perder al mundo semanas críticas para hacer frente a la pandemia desde su origen.
Así, Li Wenliang, el médico que alertó de esta enfermedad, fue silenciado y castigado por “difundir rumores”. De esta forma, China puso en riesgo la salud de millones de personas. Además, la censura siguió intimidando y acosando a las personas que trataban de difundir información.
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5. La pistolita de temperatura no mata neuronas
En América Latina circuló un video donde habla un aparente médico llamado José Mena, quien exponía los peligros que ocasiona la toma de temperatura con los termómetros en forma de pistola con luz infrarroja, utilizados en comercios, restaurantes y sitios de convivencia colectiva. La advertencia sugería que si se apunta a la frente mata neuronas y su uso frecuente podría ocasionar estragos con el paso de los días.
En el camino a la nueva normalidad, la toma de temperatura corporal al ingresar a lugares públicos será parte de la rutina diaria. El termómetro infrarrojo es el método que en la mayoría de los lugares se utiliza para detectar si una persona tiene fiebre, uno de los síntomas del covid-19.
Es falso que estos termómetros sean dañinos para el cuerpo ni causen ninguna enfermedad porque no desprenden radiación infrarroja, según la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, en inglés). Además, se recomienda su uso porque es una manera de detectar casos sin tener contacto con las personas. Su medida es exacta y rápida. El miedo a estos dispositivos hizo que se giraran instrucciones a las personas en las puertas de los negocios a que apuntaran al cuello o las manos, medida que aún se realiza.
* Con información de Deutsche Welle