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Mueren 51 niños por desnutrición aguda, la cifra supera los casos del 2020

A la última semana de noviembre, los niños que han muerto en Guatemala por desnutrición aguda este año ya superan la cifra con la que cerró el 2020, cuando se reportó medio centenar de menores de cinco años fallecidos.

Los casos de niños menores de cinco años fallecidos por desnutrición aguda  a noviembre de este año ya superan los del 2020. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

Los casos de niños menores de cinco años fallecidos por desnutrición aguda a noviembre de este año ya superan los del 2020. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

El reporte del Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Siinsan) indica que al 27 de noviembre el acumulado de casos es de 51. En el mismo período del año pasado fueron 22. Hay un incremento de muertes de 131 por ciento.

Por otro lado, hay 82 casos que están en investigación para determinar si la causa directa del fallecimiento fue la desnutrición aguda, condición que se evidencia con un bajo peso para la talla del niño, está asociada con períodos recientes de hambre aguda o bien enfermedad grave, según información del Ministerio de Salud.

Alta Verapaz es el departamento que concentra la tercera parte de los decesos. Huehuetenango, Guatemala, Jutiapa, Suchitepéquez, Escuintla y Chiquimula son los otros lugares con más muertes.

En los últimos cinco años, el mayor número de fallecidos ocurrió en territorio altaverapacense: 117 niños a quienes la desnutrición aguda les acortó los días. De enero a noviembre de este año son 17 casos.

Bajando un escalón en la división política del departamento, Panzós es el municipio con más defunciones por esa causa, allí han muerto cuatro menores. El flagelo también alcanza a Raxruhá, San Cristóbal Verapaz, La Tinta, Chisec y Cobán, con dos casos cada uno, mientras que, en Fray Bartolomé de las Casas, Santa María Cahabón, y Tamahú, se reporta un deceso en cada lugar.

El 92 por ciento de los niños tenía menos de dos años, grupo que debe ser atenido por el programa Ventana de los Mil Días. Cuatro casos eran mayores a esa edad.

El reporte del Siinsan también señala que 39 casos tenían desnutrición aguda severa, y de estos 11 mostraban signos de kwashiorkor, condición en la que presentan el estómago inflamado, hinchazón en cara, manos y pies, coloración rojiza del cabello, piel seca y con esquemas. Seis niños tenían marasmo, que se caracteriza por delgadez extrema.

Un choque séptico, es decir, una infección generalizada, fue lo que provocó la muerte de 18 niños. Entre otras causas se menciona insuficiencia respiratoria, fallo multiorgánico, choque hipovolémico, deshidratación, neumonía y diarrea.

El 56 por ciento de los casos recibieron atención médica y murieron en el hospital, sin embargo, 37 por ciento no corrieron con la misma suerte, no lograron llegar a un servicio de salud y fallecieron en su domicilio.

“No estamos hablando de números sino de niños y niñas que están muriendo, además, estamos viendo que no estamos cambiando las condiciones a su alrededor y que esto se puede incrementar a tal medida que se convierta en una emergencia nacional”, señala Gabriela Lima, de Instancia de Consulta y Participación Social (Incopas).

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Un año trágico

A comienzo de abril el Ministerio de Salud informó de las primeras muertes por desnutrición aguda del año. Fueron cinco niños los que fallecieron, todos en Alta Verapaz.

Para junio la cantidad se duplicó. El período del 12 al 18 de septiembre es el que más defunciones ha registrado a la fecha, un total de 10.

Noviembre cerró con el acumulado 51 niños fallecidos, reporte que lamentable aumentará en las próximas semanas, como reflejo del descuido de la niñez y la inacción de los entes de gobierno encargados de velar por su bienestar.

Lima menciona que este año el Ministerio de Salud descuidó el monitoreo y la vigilancia de peso y talla de los niños, lo que impidió identificar de forma oportuna casos de desnutrición aguda que requieren de intervención inmediata.

“Los casos que estamos viendo de desnutrición aguda, y las muertes, son aquellos que llegaron al sistema y lo hicieron de forma tardía, y es mucho más difícil para el Sistema de Salud el poder generar una atención y recuperación nutricional adecuada”, dice.

Pero hay otros niños que no son identificados, que no están recibiendo el tratamiento para salir del cuadro agudo de desnutrición en el que se encuentran, como también habrá un buen número que han fallecido y que el sistema no los visibiliza, agrega.

Según el informe del Siinsan, se han detectado 21 mil 619 casos de niños con esta manifestación de malnutrición. El departamento de Escuintla tiene la tasa más elevada del país, 386.1 por cada 10 mil habitantes. Son la cabecera y Santa Lucía Cotzumalguapa los lugares con la mayor cantidad de casos.

 

  • “Se necesita invertir el triple en la prevención de la desnutrición”

Jorge Pernillo, coordinador de la Escuela de Nutrición de la Universidad Panamericana (UPANA), señala que para evitar más casos y muertes por desnutrición aguda en el país se debe frenar la desigualdad en la atención en salud, que esta llegue a las poblaciones más vulnerables del país. Esto requiere de un presupuesto más robusto para la prevención de esta condición de malnutrición

¿En dónde hay que centrar los esfuerzos para lograr un cambio en el corto plazo?

La malnutrición es multicausal y tiene que ser tratada desde distintas dimensiones, sin embargo, para detener la desnutrición aguda y muerte por este padecimiento es imprescindible asegurar que los servicios de salud lleguen de forma oportuna y con pertinencia cultural a todos los rincones del país, para ello, se necesita invertir más en recurso humano e infraestructura en el primer y segundo nivel.

En la actualidad se tiene una brecha aproximada de 4 mil 460 puestos de salud, los cuales pueden iniciar a construirse con los fondos asignados en 2022 para Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN) de los consejos de desarrollo, con los préstamos que no han sido ejecutados -como Crecer Sano y para ampliación de la red de servicios- y con fondos propios del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS).

¿Qué cantidad de recursos se necesitan para cerrar esa brecha?

Se estima que son necesarios al menos Q1 mil 792 millones para implementar las redes de atención en salud (recursos humanos) y Q1 mil 800 para el programa 14 que dota de insumos para la prevención y tratamiento de la desnutrición, así por lo menos estar cerca del 4.5% del PIB que gasta en promedio los países de Latinoamérica.

Por otro lado, es urgente la ampliación de los programas sociales, en especial las transferencias económicas del Ministerio de Desarrollo (Mides), el programa puede ser utilizado para proteger socialmente del hambre a las personas en inseguridad alimentaria y nutricional de modera-severa, que se estima por algunas agencias de Naciones Unidas la padecen actualmente cerca de 4.8 millones, la cantidad más grande de los últimos tiempos.

No es necesario esperar una encuesta nacional de salud, nutrición o seguridad alimentaria, las municipalidades pueden realizarlas con acompañamiento de las universidades como lo hizo San Juan Atitán, Huehuetenango, y San Juan la Laguna, Sololá.

Con lo anterior, prevenimos enfermedad y aseguramos comida, como primer punto, pero es necesario tratar el problema de la tierra, democratizar los medios de producción. El mundo está regresando a sus orígenes y el país puede ofrecer mucho en especial en el tema de los paisajes y dietas sustentables.

La Gran Cruzada por la Nutrición tiene como meta, en estos cuatro años de Gobierno, reducir 7 puntos porcentuales las cifras de desnutrición crónica ¿cree que esto es posible con lo que hasta ahora se está haciendo?

No lo lograrán, se necesita invertir hasta el triple en la prevención de la desnutrición. El gobierno actual ha mostrado lo contrario, ha reducido el presupuesto, además la población estuvo afectada por la pandemia y las tormentas -Eta e Iota- que causaron más pobreza e inseguridad alimentaria, esto da posibilidad a que la prevalencia sea mayor a la determinada en el ya obsoleto dato del 2015.

¿Cuál sería una meta más realista?

Con la inversión triplicada en los rubros antes mencionados, un punto por año.

¿Qué camino debemos seguir, como país, para aspirar a que la desnutrición se reduzca? ¿Si fue posible en Perú, qué limita a Guatemala para no lograrlo?

En Perú se invirtió el triple desde el inicio del programa contra la desnutrición, esa sería la primera muestra de voluntad, aumentar presupuesto y abordar el problema de la tierra, agua y cuidado de los recursos naturales para, por lo menos, pensar que podemos tener unas futuras generaciones mejor nutridas.

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.