Comunitario

Mario Gálvez, el agente 744 que dirigirá el tránsito desde una silla de ruedas

Durante casi 20 años Mario César Gálvez Hernández, de 58, se dedicó a pedir caridad para sobrevivir, la razón fue que hace 28 años sufrió un atentado donde perdió la movilidad en sus piernas, y nadie le brindó una oportunidad, pero luego de un sinfín de desventuras consiguió empleo, pide a las personas con capacidades distintas que nunca se rindan.

Más de 20 años después de buscar una oportunidad de empleo César Gálvez logró ser PMT de Mixco. (Foto Prensa Libre: Edwin Bercián)

Más de 20 años después de buscar una oportunidad de empleo César Gálvez logró ser PMT de Mixco. (Foto Prensa Libre: Edwin Bercián)

Mario Gálvez, recibió de manos del alcalde de Mixco, Neto Bran, la insignia 744 que lo acredita con agente de la Policía Municipal de Tránsito (PMT) de ese  municipio, este jueves, sus ojos contuvieron las lágrimas no por tristeza como en otras muchas ocasiones sino por felicidad.

El hombre era conocido en Mixco por pedir limosna en varios puntos de la calzada San Juan, hace menos de seis meses nadie hubiera pensado que aquel hombre de barba poblada y mirada taciturna lograría ser un agente de la PMT.

Triste recuerdo

Visiblemente contento, Gálvez Hernández concedió una entrevista a Prensa Libre, minutos después de haber recibido la insignia la cual asegura porta “con orgullo”. Recordó que en su juventud, en la década de los 80, tenía aspiraciones y sueños por servir al país.

Casado y con dos hijos decidió alistarse en el Ejército guatemalteco donde sirvió como oficial. “Recuerdo que me enviaron a una misión a Playa Grante, —Ixcán—. Quiché, nos fuimos con la tropa, yo era el teniente a cargo e iba en un jeep adelante del camión”, explicó Gálvez.

Ese día, pasaría una tragedia, en el camino la guerrilla colocó una serie de minas antipersonales, el vehículo en el que viajaba él joven militar junto a otros compañeros accionó varis explosivos. “Recuerdo la primera explosión, y luego otra y otra, mis compañeros murieron casi inmediatamente, yo salí disparado varios metros en el aire”, contó.

“Lo que me salvó la vida es que portaba un chaleco donde llevaba un equipo de comunicación remota, la explosión afectó mis piernas, y desde ese día ya no pude caminar”, relata de forma serena.

El ahora agente de tránsito dice desconocer por qué el Ejército no lo apoyó después del atentado que sufrió.

Luego del accidente el optimimso de Gálvez no varió, y luego de unos años ingresó a los Bomberos Voluntarios, fue telefonista en la sede bomberil.

De su paso por este cuerpo de socorro, recuerda: “Uno como bombero no gana nada, al contrario, hacíamos colecta para comprar gasolina para que la ambulancia pudiera ir a dejar a personas al hospital. Eso me obligó a dejar la institución, toqué muchas puertas, busqué oportunidades y nadie me ayudó”.

Con el tiempo, la situación económica del hombre se tornó insoportable, el golpe más duro para su vida llegó meses después. Desesperada por la complicada situación económica su esposa lo abandonó junto a sus hijos. “Es algo muy triste y no quiero recordarlo (…) ”, dijo Gálvez Hernández con la voz quebrada.

Desesperación

Solo, obligado a estar en una silla de ruedas y sin oportunidades para enfrentar la vida, Gálvez empezó a ver que sus sueños por mejorar su condicionde vida desaparecieron; sin fuerzas para seguir se vio obligado a pedir ayuda en la calle para comer.

Fueron casi 20 años en que Mario Gálvez  se vio obligado a mantener ese estilo de vida, vivir de la caridad, su imagen se deterioró, no se rasuraba y parecía que no había forma de que saliera de ese bache.

A principio de este año, la nueva administración municipal de Mixco le ofreció trabajo. “Cuando gente de la muni me llegó a buscar y me dijo que el alcalde quería que entrara a la PMT les pedí que me pellizcaran, pensé que era un sueño”, comenta.

Por no poder escribir, los exámenes del curso fueron orales, y ayer jueves se graduó de agente de la Policía Municipal de Tránsito junto a otros tres compañeros.

“Quiero decirles a todas las personas como yo que no se rindan, y a los políticos y empresarios les pido que les den una oportunidad. Podre no tener piernas, pero tengo cerebro y deseo hacer las cosas bien”, manifestó el nuevo agente

Exclusión

Según el Consejo Nacional para las Personas con Discapacidad (Conadi), en el país se estima que hay dos millones habitantes con discapacidad, pero las oportunidades laborales para ese segmento de la población es limitado.

El  85 por ciento —un millón 700 mil personas—  de población con discapacidad no tiene trabajo.

El director de Conadi, Sebastián Toledo, dijo que la estimación del dos por ciento de personas con discapacidad que tiene un trabajo formal, solo refleja que “en el país los discapacitados no han tenido oportunidades”.

Toledo explicó que el índice de desempleo en personas con discapacidad es del 85 por ciento, y quienes trabajan en la economía informal son el 13 por ciento. La oportunidade de trabajo directo llegó solo para el dos por ciento.

El director de Conadi señaló que el Ministerio de Trabajo es quien tiene la mayor responsabilidad para enderezar las duras estadísticas de desempleo en discapacitados.

“El Ministerio de Trabajo tiene la unidad de apoyo a personas con discapacidad, que debe y requiere mayores apoyos financieros”, resaltó Toledo.

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