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“Es tan sencillo que costó mucho tiempo”

En 34 países se usa el ecofiltro de agua potable creado en 1980 por el inventor Fernando Mazariegos —quien entonces laboraba para el Instituto Centroamericano de Investigación y Tecnología Industrial (Icaiti)—. Lo curioso es que, a pesar de estar tan extendido fuera de Guatemala, su uso local abarca solo unas 160 mil personas en el área rural y 40 mil en zonas urbanas, lo cual atribuye a que todavía no se conocen sus bondades y a que existe "malinchismo" —se prefiere lo extranjero a lo nacional—. No obstante, Mazariegos espera que más personas lo utilicen, por su bajo precio y alta efectividad.

FERNANDO Mazariegos disfruta ver beber agua filtrada a personas que nunca antes la tuvieron.

FERNANDO Mazariegos disfruta ver beber agua filtrada a personas que nunca antes la tuvieron.

¿Cómo surgió la idea del ecofiltro?

Cuando laboraba para el Icaiti en los años 80, se pusieron en práctica las Tecnologías Apropiadas, es decir soluciones de bajo costo para resolver retos sociales. Uno de los mayores problemas, según las encuestas, era la situación del agua potable en el área rural, que estaba muy mal, y lo sigue estando. Después de varios años de investigación se vio que se podía aprovechar la artesanía de barro para fabricar un filtro cerámico.

¿Cuán difícil fue desarrollar este proyecto?

Es un sistema sencillo, una mezcla de barro con aserrín y una impregnación de plata coloidal. Es tan sencillo que costó mucho tiempo: dos años en investigar productos y procesos de filtración efectiva. Fue difícil en sus inicios y desafortunadamente lo sigue siendo porque no se le ha dado su valor real. Ha sido difícil, no en la aceptación del filtro en sí, sino en la confianza que debe tener un producto nacional.

¿En cuántos países está?

Estamos en 34 países de África, Asia, América. Se usan los mismos materiales, los mismos procesos de la tecnología desarrollada en Guatemala, pero en esos países ha tenido mayor aceptación.

¿Se han certificado los efectos benéficos del ecofiltro?

Hemos recibido unos 20 reconocimientos a nivel internacional, todos importantes, pero puedo destacar el Market Place Award en Camboya, en 2004-2005, y el Premio a la Innovación, del Banco Mundial en el 2010, en el cual participaron 700 industrias de todo el mundo.

¿Cuáles son los casos o lugares donde más le ha impresionado el cambio?

En Guatemala, en el año 1992. Realizamos un proyecto para ver la aceptación y efectividad del ecofiltro: el 55 por ciento de la población reducía los problemas de infecciones gastrointestinales y el sabor del agua era aprobado por el cien por ciento.

¿Qué clase de agua tomamos en Guatemala?

Mala, porque de acuerdo con las estadísticas se ve que el 90 a 92 por ciento de las fuentes de agua están contaminadas.

¿Qué ha sido lo más difícil a la hora de querer expandir el uso del ecofiltro?

La confianza de la población, el problema del malinchismo que tenemos los guatemaltecos. En otros países no existe eso.

¿Para qué seguir haciendo investigación? Aquí se siguen buscando alternativas más caras y no efectivas. Por ejemplo, se hacen programas donde se tiene que hervir el agua, a la gente no le gusta el sabor, y para eso tienen que usar leña, cortar árboles, y se deforesta. Se resuelve un problema y se crea otro.

En cuanto a la cloración, que por ley debería hacerse, la gente cree que agua entubada significa agua potable, pero eso no es así.

¿Qué comentarios recibe de la gente sobre esta modalidad de filtración?

Comentarios buenos, la mayoría son a nivel internacional, reconocen el éxito del filtro y la tecnología, cosa que en Guatemala no le han dado el reconocimiento que merece. Si esta tecnología se desarrolló aquí, ya debería estar en todos los hogares.

¿Dónde nació?

Nací en Panajachel, Sololá, el 21 de marzo de 1938. Pasé en Sololá toda la niñez y luego me trasladé a la capital para continuar mis estudios.

¿Cómo llegó al Icaiti?

Estudié la primaria en la Escuela Nacional de Panajachel; la secundaria, en el Instituto Normal Central para Varones, en la capital, y luego estudié la carrera de Química Farmacéutica en la Universidad de San Carlos, donde me gradué. De ahí pasé al Icaiti, como investigador.

¿Cuánto tiempo estuvo en esa entidad?

Trabajé 32 años, haciendo trabajo de investigación. Fui durante mucho tiempo jefe de una división de análisis, pruebas y ensayos. Tenía a mi cargo los laboratorios especializados de control de calidad y servicios analíticos para la industria centroamericana.

¿Qué libro está leyendo actualmente?

Estoy leyendo revistas de la Academia Guatemalteca de Estudios Genealógicos, Heráldicos e Históricos de Guatemala, pues mi pasatiempo son las ciencias genealógicas.

¿Cuál es su gran sueño?

Pues que el ecofiltro esté en más hogares guatemaltecos. En parte mi sueño se ha cumplido al verlo en tantos países ayudando a que menos niños mueran por males gastrointestinales transmitidos por agua contaminada.

¿Quién diría usted que es su mejor amigo?

Mi mejor amigo es Dios… —sonríe—, en quien confío plenamente. Aparte, por supuesto, uno tiene buenos amigos. Sería para mí imposible elegir porque he hecho muchas amistades.

¿Qué piensa de la contaminación del Lago de Atitlán, que está en su departamento natal?

Tristeza, sobre todo al ver que solo se hacen pequeños esfuerzos y no uno grande para salvarlo.

Primero se debería limpiar, para luego preservar y conservar.

Pero hay otros problemas del país que también me causan mucha tristeza, como la situación de violencia que vive el país.

¿Qué aspecto causante del deterioro del Lago le molesta más?

La falta de cultura de la población, que no tiene una conciencia ecológica, botan basura en lugares inadecuados, pero esto surge de un irrespeto total a la ley. Por ejemplo, no se respeta el Reglamento de Tránsito, no se respeta el derecho ajeno.

¿Es cierto que el ecofiltro no tiene una patente a su nombre?

Una de las cosas importantes de mi vida fue cuando tomé la decisión de no patentar el desarrollo tecnológico del ecofiltro como algo propio, pues mi intención era ayudar. Así que decidí donarlo para el uso de la humanidad. La patente está registrada, pero no a mi nombre.

¿Cuántos ecofiltros se han fabricado a la fecha?

No le podría decir, pero se producen 225 al día.

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