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Comenzó a utilizarse en seres humanos en 1921, actualmente la vacuna se administra a más de 100 millones de niños cada año, principalmente en países con alta incidencia de la infección. En la región, la cobertura de esta alcanza al 97% de la población infantil, según reporte de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
La vacuna tiene historia de entrenar al sistema inmunológico más allá de su efecto en tuberculosis y se ha comprobado su eficacia en el control de la lepra y probable protección contra la úlcera de Buruli, como refiere la Organización Mundial de la Salud (OMS), y también ha mostrado ser útil en el tratamiento de cáncer de vejiga, ahora se evalúa si podría ayudar a bajar la tasa de mortalidad en personas infectadas con el nuevo coronavirus, cuando son más de 640 mil los fallecidos en el mundo.
Son varios los estudios que indagan en esa posibilidad, uno de ellos fue desarrollado científicos estadounidenses y se publicó en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences.
Ellos cruzaron datos de los países en los que se cuentan más muertos por el covid-19 y aquellos donde se ha aplicado la vacuna. Para ello se obtuvo los registros de vacunación de BCG a nivel de varios países, según la política de inmunización en cada uno, y el porcentaje de cobertura de vacunación entre los años 1980 y 2018. En tanto que las muertes por covid-19 son hasta el 22 de abril de 2020, información que se estandarizó por población y etapa en que se desarrolló la pandemia.
En el análisis se menciona que los países con una política de vacunación que incluye la BCG tuvieron menos decesos por el nuevo coronavirus comparado con aquellos donde la vacuna no se aplica o que han interrumpido el esquema de inmunización.
Por ejemplo, se comparó las muertes por el nuevo coronavirus en estados de los Estados Unidos que no tienen vacunación de BCG con otros de México y Brasil, países donde la población sí recibe la vacuna. “Encontramos que la mortalidad por covid-19 en los estados de Nueva York, Illinois, Luisiana, Alabama y Florida (no vacunados) fue significativamente mayor que los estados de los países vacunados con BCG (Pernambuco, Río de Janeiro y Sao Paulo en Brasil; Estado de México y Ciudad de México en México)”, señala la investigación.
Agrega que dicha comparación es “notable” partiendo de que en tres de los estados de Latinoamérica la densidad de la población es mayor a la de los estadounidenses analizados.
En Europa se cruzaron datos de Alemania Oriental y Occidental, que antes de unificarse tenían esquemas de vacunación diferentes. En el occidente, las personas que hoy tienen entre 22 y 59 años fueron vacunados, en tanto que el oriente, los pobladores entre 45 y 84 años recibieron al menos una dosis de BCG.
Al final se estableció que la tasa promedio de mortalidad por covid-19 en esta región de Alemania fue 2.9 veces mayor que en los demás estados.
Los investigadores advierten que la asociación observada entre la vacuna BCG y la reducción de la gravedad en pacientes con covid-19 es relevante, sin embargo, “no es suficiente para establecer la causalidad” entre la vacuna y su protección contra el coronavirus.
Otra investigación desarrollada por científicos de Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health, Estados Unidos, compararon 50 países para ver si la inmunización con BCG afectaba a la mortalidad por el COVID-19, uno de los factores analizados fue el producto nacional bruto y la edad de la población. Encontraron que las muertes por coronavirus entre los países que usan la vacuna fue 5.8 veces menor que en los países que no la usan.
El médico Marcos Espinal, director del Departamento de Enfermedades Transmisibles de la OPS, es de la opinión que hacen faltan más estudios para establecer sí la vacuna contra la tuberculosis puede tener algún efecto sobre las personas infectadas con el virus surgido en Wuhan, China.
Señala que estas investigaciones muestran cierta evidencia que los países con tiempo de vacunar contra la tuberculosis tienen menos mortalidad por el nuevo coronavirus, pero “para poder demostrar que hay un efecto real de la BCG sobre el covid-19 se necesitan los ensayos clínicos y ya se están haciendo en Holanda y en Australia, y en el momento adecuado tendremos la evidencia para poder llegar a conclusiones más fehacientes sobre el posible impacto de la vacuna”.
Por el momento, sin esos estudios “no se puede vacunar a todos las personas con la seguridad de que funcionará. No creo que esta vacuna sea una medida de prevención para el covid”, indica Gregory Poland, director del Departamento de Investigación de Vacunas de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota, Estados Unidos.
Mientras que para el neumólogo Marco Flores hasta ahora lo que hay son sugerencias teóricas, no hay datos prospectivos, donde se haya estudiado a los que estaban vacunados vs otro grupo que no fue vacunado y ver quienes se enfermaron más. “No hay datos de forma contundente sobre eso, así que no se puede decir que los que están vacunados con BCG les dará menos coronavirus o están protegidos contra el coronavirus, es una conclusión demasiado aventurada”, agrega.