El jueves el juez dictó orden de prisión provisional contra Pérez por riesgo de fuga y para resguardar su integridad física, horas después de que renunciara a la presidencia ante la acusación de la Fiscalía de que encabezó una red de defraudación fiscal en su gobierno.
El esquema de cobro de sobornos para evadir impuestos aduaneros fue destapado en abril pasado por la Fiscalía y la comision de la ONU contra la impunidad en Guatemala (CICIG) , y provocó airadas manifestaciones populares en demanda de la renuncia de Pérez y su vicepresidenta Roxana Baldetti, quien dejó el cargo en mayo pasado.
El caso contra Pérez, quien pasó la noche del jueves detenido en el cuartel militar de Matamoros, creó un clima de ebullición en la recta final de las elecciones del próximo domingo, cuando Guatemala escogerá a sus nuevos presidente y vicepresidente, 158 diputados y 20 representantes al Parlamento Centroamericano.
Los guatemaltecos “indignados” , que no cesaron de protestar pacíficamente cada semana desde que comenzaron las denuncias de corrupción en abril, reclaman un cambio del sistema político.
“Los políticos hacían lo que querían pero estos casos de corrupción hicieron que muchos despertaran y ya no nos vamos a dejar” , dijo Luisa Monterroso, una nutricionista de 34 años quien ha acudido a varias protestas.
“Creo que Guatemala ha cambiado y de ahora en adelante los diputados y nuevas autoridades serán más fiscalizadas”, agregó.
La gente vigilará
Al frente de las encuestas figuran tres aspirantes -de 14 postulados- con posibilidades de pasar a la segunda ronda el 25 de octubre si ninguno alcanza al menos 50% de los votos.
La Encuesta Libre situó en primer lugar a Jimmy Morales, un comediante de 46 años postulado por el derechista Frente de Convergencia Nacional, con 25 por ciento de las preferencias.
Le siguen el abogado derechista Manuel Baldizón, 45, del partido Libertad Democrática Renovada, con 22.9 por ciento y la exprimera dama Sandra Torres, 59, de la socialdemócrata Unión Nacional de la Esperanza con 18.4 por ciento.
Para muchos guatemaltecos, las elecciones de 2015 son diferentes a las que se hacen cada cuatro años porque la caída de Pérez marcó un antes y un después.
“Cada presidente que llega promete una cosa y ya no cumple. Todos son corruptos y todos son ladrones, pero ahora sí deben cumplir porque la gente los estará vigilando”, dijo Orlando Pérez, de 22 años, vendedor de la versión guatemalteca de los “hot dog” llamados “shucos” , en el centro de la capital.
Sin embargo, algunos observadores alertan que la renuncia de Pérez no erradica la práctica clientelista de la política guatemalteca que sustenta la corrupción.
Corrupción con raíces profundas
El diputado indígena Amílcar Pop, un opositor que en junio hizo el primer intento de privar a Pérez de su inmunidad, alertó en el Congreso que la corrupción tiene raíces profundas que no se eliminan con el procesamiento de las autoridades salientes.
“El que el presidente y la vicepresidenta estén siendo procesados por corrupción, no resuelve la crisis. Elegir un nuevo presidente no resuelve la crisis, porque hay muchos candidatos involucrados en actos cuestionados” , manifestó Pop en la sesión legislativa que aprobó el jueves la renuncia de Pérez.
En el mismo sentido, el economista Mynor Cabrera, de la Fundación Económica para el Desarrollo, cree que el problema de fondo es el modelo de financiamiento de los partidos políticos, en el cual quienes financian “esperan recuperar ese dinero después” .
“El problema es que hay gente que se ha nutrido de ese sistema y tiene mucho poder” , consideró Cabrera.
No obstante, el exmagistrado colombiano Iván Velásquez, jefe de la CICIG, dijo en una entrevista que “esta es la oportunidad más importante, probablemente la única, que tiene Guatemala de salir de este estado de corrupción” .