El principal obstáculo para esos jóvenes es que no han trabajado antes, además de la abundancia de aspirantes, lo que conlleva que sean contratados por sueldos que no les permiten continuar sus estudios.
Quienes no logran una plaza se integran a la economía informal, emigran a Estados Unidos o, en el peor de los casos, se adhieren a actividades ilegales.
“Sería lo ideal que se diera el mayor empleo formal a estos jóvenes, pero lamentablemente hacen falta oportunidades”, comenta Marcio Cuevas, de la mesa laboral del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras.
Difícil superación
Solo ocho de cada cien jóvenes guatemaltecos pueden seguir una carrera universitaria, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, pero existen otras limitantes: quienes estudian y trabajan eligen carreras que no siempre tienen un mercado asegurado, dice José de la Cruz, coordinador del Sistema de Ubicación y Nivelación de la Universidad de San Carlos de Guatemala, quien ve sobrepoblación en carreras humanísticas. “Optan por estas carreras porque son las que se dan en dos jornadas o plan sábado, entonces les dejan tiempo para trabajar. Las carreras técnicas y de salud demandan más del alumno, y los empleos que consiguen no siempre les danhorario flexible”, afirma.
Otra barrera es el bajo nivel de lectura y habilidad matemática de los jóvenes. “Recibimos el producto deficiente de un mal sistema educativo”, comenta De la Cruz, quien destaca que surgen empleos para jóvenes con habilidades científicas y numéricas.
Los que se van
Ubaldo Villatoro, asesor del Consejo Nacional de Atención al Migrante (Conamigua), considera que la baja remuneración impulsa a jóvenes a migrar a los EE. UU.
Según Conamigua, de cada 10 personas que salen hacia los EE. UU., tres tienen entre 18 y 24 años, etapa de productividad laboral, pero optan por marcharse al ver el progreso económico de familiares cercanos o amigos.
Los jóvenes que no han podido estudiar se van a la economía informal: instalan un negocio o se dedican a las ventas ambulantes, aunque también hay un sector que es denominado “ninis” (ni trabajan ni estudian), superior al 25 por ciento.
Cuevas resalta que para evitar la migración o el ocio entre los jóvenes se deben implementar más programas de capacitación técnica y establecer políticas más eficaces para que la economía crezca y se generen empleos.
Cifras y realidades
La Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos (Enei) 2013, del Instituto Nacional de Estadística (INE), resalta que unas 368 mil personas cumplieron 18 años en el 2013, de las cuales, un grupo de 155 mil salen a buscar trabajo o ya están empleadas en alguna actividad productiva.
De ese rango de edad, unas 170 mil están activas y 197 mil 265, inactivas.
“No todos los muchachos que cumplen 18 años salen a buscar trabajo. El otro grupo se dedica a otras actividades de estudio”, explica Rubén Darío Narciso, gerente del INE.
Según la Enei, la tasa de desempleo en el grupo de 18 a 24 años es la más alta, con 5.2 por ciento. Las mujeres tienen una tasa de 4.6 por ciento. En el área urbana se concentra la tasa de desempleo abierto.
Pero tampoco se trata solo de tener un título universitario, sino de elegir una carrera que tenga demanda.
“Hace algunas décadas, contar con un título profesional era garantía de movilidad social y prestigio, pero actualmente el valor de algunos títulos es limitado desde el punto de vista laboral”, señala Egor Espinosa, gerente para Guatemala de Manpower, compañía de reclutamiento de talento humano. “Se debe romper con el mito de que lo principal es tener una licenciatura, independientemente del área, toda vez que hay carreras sobrepobladas que desde la perspectiva de la empleabilidad no tiene ningún sentido estudiar”, opina el experto, quien resalta que hay mucha demanda por ingenieros y desarrolladores informáticos.
MA. JOSÉ JUÁREZ
Porvenir claro
“Pienso que el futuro en Guatemala es complejo, por la situación y tantos obstáculos que hay; sin embargo, creo que si se tienen metas claras y se trabaja para conseguirlas, puede ser un futuro prometedor”, opina la estudiante de la Escuela Profesional San Vicente de Paul, quien terminó el segundo año de Perito Contador.
Al graduarse quiere seguir en la universidad y trabajar para ayudar a su familia, aunque sabe que es difícil, ya que casi todas las empresas piden experiencia laboral. Considera que son muchos los jóvenes indiferentes hacia su futuro.
NOHEMÍ MEJÍA
Construir el futuro
A un año de terminar su carrera de secretaria bilingüe, Noemí ya sueña con estudiar Relaciones Internacionales y trabajar medio tiempo para pagar sus estudios. Sabe que conseguir un empleo no será fácil, debido a que las empresas exigen experiencia.
“La mayoría de adolescentes se han vuelto indiferentes y materialistas. Les preocupa poco lo que venga, pero no todos somos así. Yo estoy consciente de que somos el futuro del país y quiero trabajar en mejorarlo. Solo necesitamos oportunidades y espacios, que no nos excluyan”, expresa.
HERBERT AMAYA
Cierran puertas
A pesar de que Herbert ya tiene una oportunidad laboral en el banco donde hizo sus prácticas de Perito Contador, afirma que para los recién graduados es muy difícil conseguir un empleo, ya que la mayoría de plazas exigen experiencia; además, las oportunidades se limitan a bancos y centros de llamadas.
“Las empresas deberían apoyar al joven, porque, ¿qué experiencia puede tener uno? Entonces nos cierran las puertas en lugar de apoyarnos y motivarnos”, reclama este joven, que espera ganar las pruebas de admisión universitarias.
JOSÉ DE LA CRUZ
Reevaluar educación
De acuerdo con el coordinador del Sistema de Ubicación y Nivelación de la Universidad de San Carlos de Guatemala, los jóvenes han sido absorbidos por una sociedad de consumo, pero a la vez son víctimas de un sistema educativo deficiente y una economía que no perdona. “No hay mecanismos ni instrumentos que le enseñen al adolescente a que forje su futuro. Los padres han delegado las funciones formativas, y además hay un sistema educativo carente de disciplina. Hay que apostar a la educación de calidad para cambiar el futuro”, asegura De la Cruz.
J. PABLO ROMERO
Falta de espacios
Para el fundador y director de la Asociación Los Patojos, de Jocotenango, Sacatepéquez, este es un país que discrimina y excluye a los jóvenes.
“Los medios y los sistemas educativos y de familia mal manejados han llevado a que los patojos aspiren a cosas que no son coherentes con la realidad y a que asocien el éxito solo con lo material”, asevera.
A pesar de que ve pocas oportunidades para los adolescentes, cree que hay talento en las áreas rurales, por lo que se hace necesario que empresas y universidades generen más espacios para ellos.
Desfase educativo
Una de las desventajas para quienes recién se suman a la población económicamente activa, que actualmente es de cinco millones 909 mil, es la inexperiencia laboral.
Joana Véliz, promotora del Sistema Nacional de Empleo (SNE) del Ministerio de Trabajo, explicó que algunas empresas no desean invertir en la enseñanza de mano de obra joven.
“Argumentan que estos jóvenes abandonarán el trabajo en cuanto aprendan, lo que repercute en costos de selección”, aseguró. Una persona sin experiencia laboral se ocupa, en promedio, entre una semana hasta 60 días, y luego se retira si no se adapta.
Kelvin Aguilar, analista del Observatorio del Mercado Laboral del Mintrab, señala que, a diferencia de otros países, en Guatemala no existe un programa en formación para el Trabajo que obligue a las empresas a mostrar un lado social.
El técnico menciona que, además, hay desfase en la formación y los requerimientos de las compañías.
“En el mercado existen más de 250 especialidades de formación a nivel diversificado, pero muchas carreras no responden a lo que las empresas necesitan”, dice.
Aguilar indica que el 30 por ciento de ocupación de la población en el país es en actividades agrícolas, y apenas hay un 5 por ciento de oferta de formación para este sector productivo.
Por el contrario, existe una significativa oferta en actividades como manualidades y otras donde la oferta laboral es mínima.
Según el SNE, las actividades que más reclutan a jóvenes son el comercio —como dependientes de mostrador y atención al cliente— y servicios de intermediación financiera, puestos que requieren, como mínimo, haber cerrado el ciclo diversificado.
El dominio del idioma inglés es otra de las debilidades en la formación de los egresados de diversificado, pues aunque hay demanda por estos perfiles, hay pocos jóvenes interesados en aprender un segundo idioma para laborar en centros internacionales de llamadas.